Vaya,
esto de aquí es todo un curso!
Bravo por webas. Evidentemente, no me lo he leído todo. Sólo que me he quedado impresionado. Por cualquier etapa de las que hayas pasado, por cualquier etapa en la que te encuentres ahora, lo de más, es lo de siempre, allí donde constantemente tropezamos: en darle vueltas y vueltas. Teorías, prácticas, medicamentos, yoga, amigos, enemigos, listados interminables, lemas concisos, apoyos, rechazos, mañanas grises, días espléndidos.
Intentar acordarse de una cosa y de la otra. Porque todo pasa, todo ha sucedido, lo bueno y lo malo. El oro de la medianía, que siempre digo yo, de un modo un tanto oscuro.
A los treinta años una niñita de diecisiete más madura que yo me soltó: ¿cuéntame un día feliz en tu vida?
Yo estaba preparando las tostadas del desayuno y se me cayó el bote de mermelada al suelo. ¡Qué menos!
A la niñita la conocía del día anterior y ya me había calado. Eso que yo estaba de lo más dicharachero.
Al ver tal reacción su respuesta fue: ¡creo que tienes un problema!
Vamos si tenía un problema. Pero la vida da tantas sorpresas, tantas vueltas.
Bueno, ya estoy hablando de mi mismo otra vez... se trata de darse cuenta a tiempo, de este, o de los múltiples apuntes que han quedado por aquí en estas dieciséis páginas. ¿Eso es mucho? Habrá que probarlo. Y al final reconocer que nadie es perfecto. Quedarnos con todas aquellas imperfecciones que nos hacen ser quienes somos y olvidarnos de aquellas que nos incapacitan.
Vaya momento optimista que me ha dado. Bravo muchachos y muchachas.