Me he equivocado en muchas cosas. Con veinti algo de años, aún creo que soy único. Creo que nadie me comprenderá, porque soy egolatra. Sin querer reconocer que yo no moldeé mi tipo de mente, divergente, divagante, hiperreflexiva, sino que vino conmigo al nacer, por obra de dios sabrá quién o qué. Y que por tanto, mi personalidad o inclinación mental iba a estar inclinada hacia dentro, hacia abajo y hacia arriba, y hacia todos los ángulos (de la realidad y el cosmos) posibles, visibles y divagables por mi mente.
Tampoco me gusta tener que admitir que cuando decía que mis escritos eran cartas en botellas tiradas al mar en busca de alguien como yo, en realidad buscaba impresionar a las chicas
Mentía cuando decía que no me importaba la belleza física en las mujeres, porque socialmente y evolutivamente es difícil que no me importase, a menos que cultive conscientemente mi interior o mi corazón comprenda que el diamante es carbón.
Me sentí heteroclito porque mi panorama mental, mi cosmovisión, que creí que era producto de mi intelecto puro y de nada y de nadie más que de mí y mi asociación de ideas, me hacían creer que estaba fuera de toda atmósfera y órbita mental y cosmovisional.
En realidad, aunque no quiera admitirlo, escribo porque quiero ser leído y admirado, sino escribiría todo esto en Word.
Creo que soy heteroclito porque no pueda leer la mente de las personas, a los cuales subestimo. Necesito sentirme especial para eclipsar o justificar mi soledad y mi desdicha, para revestirla de aplomo yo dignidad.