¿Cómo van a hacer para votar tranquilos el domingo?
Estimados amigos del sitio web, una intriga invade mi cuerpo al ritmo que mis nervios de devoran lentamente.
Me intriga saber cómo harán ustedes para ir a votar de manera tranquila y no sufrir ningún tipo de nervios o ansiedad en los sufrágios.
Y obviamente hay que pensarlo muy bien, porque ya de por sí está muy reñída y tensa la campaña, pero si le sumamos el hecho de entrar en un sitio público, a la vista de todos, y entregar nuestro documento para que en voz alta mencionen nuestros datos para el oído de todos los presentes, y luego entrar al cuarto obscúro en donde el silencio y suspenso se apodera de nuestro corazpon inundándolo de terror.
Imagínense, cuando ya tienen el sobre cerrado en sus manos y deben salir afuera a depositarlo, y es como si el tiempo se detuviera y ustedes desearían que la tierra los tragara porque pareciera que salir afuera es como
un sueño inalcanzable donde el terror y los nervios los invadirá como nunca antes.
Ya a éstas alturas les cuesta respirar, y con las manos empapadas habren la puerta.
La visión borrosa les impide ver el pasillo de la escuela, y un calor fúlmine de los nervios los quema desde abajo;
Se ponen colorados y hierven de los nervios como jamás en la vida, y allí van ustedes, ensimismádos en sus nervios, sin nisiquiera ver quiénes están presentes en la fila, que creció mientras estábais en el cuarto.
Intentas meter el voto en la urna y los nervios te hacen temblar más que todas las anteriores veces en tu vida juntas.
Luego de 6 eternos segundos, logras meter el voto. A las personas normales sólo les lleva medio segundo o menos.
Los presentes se dieron cuenta de lo sucedido, y un extraño aire de tensión, nervios y quietud invadirá el recinto.
El silencio de todos los presentes, demuestra que se percataron de lo que te pasó. Y obviamente están atónitos de
tal manera que les perece increíble haber visto semejantemente nefasto show de nervios.
Eres un deplorable nervioso que le teme a lo más inofensivo, y mientras tanto, esperas al lado de la mesa que te
devuelvan el DNI, sintiendo desde adentro rabia, bronca, ganas de llorar, de morir, y lo peor: Mucha Verguenza.
Es más, es de tal magnitud el papelón que pasais, que nisiquiera estás presente. Es como si vieras tu desastroso momento desde otro cuerpo, como si tú no fueras tú, como si tu mente desease abandonar tu cuerpo en un
desesperádo intento de conservar el último miligramo de dignidad que te queda.
Es lo peor, lo sé. Pero sucede. Y ahora te toca recibir tu DNI, te lo dan, pero tú tmblarás tanto que tu mano lo estará recibiendo a 25 centímetros de la mano del que te lo dá.
Pues esto es lo peor, aquí te das cuenta que has tocado fondo, y que eres el cenutrio más deplorable y abominantemente aborrecible del planeta.
Sales con la cabeza baja. Afuera del colegio donde tienen lugar los comicios, un conocido te saluda, y tu le saludas también, haciendo un esfuerzo sobrehumano para esconder tu sufrimiento.
Quieres llorar, te sientes horrorosamente mal.
Llegas a tu casa y vuelve la tranquilidad, pero ya no eres el mismo. Ahora tu autoestima se ha derrumbado casi por completo, y tu timidez creció a niveles colosales que a partir de ahora te harán pasar momentos mil veces más
horrorosos de lo que tú hayas vivido hasta el momento.
Por culpa de lo sucedido Tu fobia o ansiedad social ha aumentado a proporciones épicas sin precedentes.
Y mientras lo asimilas, recuerdas a quienes presenciaron tu percance, y cuán rápido correrá la noticia, pues obviamente ellos lo comentarán con sus conocidos. Y ésto es algo sabido, cuando tú haces algo bueno, poca gente lo comenta,
pero cuando cometes un error, lo hablará todo el vecindario, y la noticia llegará a lugares insospechados, divulándose
de manera descomunal por toda la ciudad o incluso toda la región.
Y tú, recostado en tu cama, furioso por ésta enfermedad mental que se está llevando tu única vida aquí en la tierra,
piensas en lo que vendrá.....
Mañana tienes un examen, o ir a trabajar, o simplemente al quiosco, de nuevo a enfrentarte con la sociedad
y repetir nuevamente el ciclo del calvario que llevarás hasta el fin de tus días.