- Con una inteligencia y una cultura desbordante, nada alienada por lo común. Racional al máximo.
- De pocas, pero precisas palabras. Con un rico lenguaje que no evite caer en cierto dandismo.
- Mirada tal que así:
- Trabajadora, con dedicación espartana a su labor profesional. Detesto la vagancia y, lo siento, no me atraen las personas que son "amas de casa".
- Independiente, en todos los sentidos (emocional, intelectual, económico, de criterio y decisión).
- Con tendencia a la tristeza. Los alegres son tan previsibles, tan coñazos.
- Sin vida social.
- Irónica, sarcástica.
- Que no nos toquemos, sean suficientes los gestos, las miradas y el verbo.
- ¡No sex, please!
- Romántica y pragmática a la vez. Que describa lo maravillosa que es
Padua, empero no me pida que me acuerde de cuándo nos dimos un beso (a ser posible mejor acordarse de nunca haberlo dado
).
- Que me diga que me respeta, aprecia y valora. Nunca que me quiere. No acepto adjetivos como "cariñito", "amor mío", "cielito" y demás pendejadas.
Vamos que, como en una de las partes de la inefable
Aterriza como Puedas, debería intentar cambiarme de sexo (o no, que este país ya es libre en ese sentido) y casarme conmigo mismo
.