Pues sólo me he emborrachado una vez. Me reía todo el rato junto a mis amigos, podía mirar a los ojos de cualquier persona y la ansiedad desapareció por completo. ¡No tenía fobia social! Era la primera vez que era yo mismo, un poco pasado de copas, pero yo mismo al fin y al cabo. Es curioso que a algunos de aquí emborracharse los asile más.