Después de llegar de una cena con antiguos compañeros de clase me di cuenta de lo buenas que eran sus vidas y de lo rara y solitaria que era la mía...
Busqué por internet para encontrar a gente como yo y, no me preguntéis cómo, llegué hasta aquí...
Tengo que admitir que fue un gran alivio, porque ahora al menos sé lo que me pasa... si es que a esto se le puede llamar alivio, claro.
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