Antes de que te autolesiones de cualquier manera, deberías saber en lo que te estás metiendo. Antes de que hagas ese corte, por favor ten en cuenta que encontrarás la liberación del dolor y la sangre extrañamente adictivos. Puede que pienses que serás capaz de controlarlo, que no se te irá de las manos. Puede que pienses que puedes pasar con uno o dos pequeños cortes y que no serán profundos y se curarán rápido y fácilmente. Pero te equivocas. No puedes controlarlo, es imposible de controlar. Te controla a ti. Es una adicción. Los cortes se harán más profundos y cicatrizarán. Tardarán de semanas a meses en curarse y años para que las cicatrices comiencen a desaparecer. Te darás cuenta pronto de que dependes de ello. No puedes estar más de unos días sin cortarte. Te volverás loco mientras la piel te pica y quema, te tiemblan las manos, te da vueltas la cabeza, tu visión se vuelve borrosa mientras intentas mantener tu mente alejado de ello, intentando evitar recaer. Pero recaerás. Si crees que puedes limitar los cortes a una sola área de tu cuerpo, piénsalo mejor. Se propagará lentamente pero sin pausa, como un virus mortal. Se propagará en cuanto te quedes sin espacio en la piel, de tus muñecas a brazos, más allá de tus codos, subiendo por tus hombros y bajando por tu estómago, a través de tus caderas y cintura y pronto cubrirá cada centímetro de tus piernas hasta abajo de tus rodillas. Espero que estés preparado para aislarte de los demás y vivir en un estado constante de vergüenza y culpa. Aunque seas la persona más honesta que haya en la tierra, le mentirás a tus amigos, familiares y a todos a los que tienes al rededor. Te encontrarás a ti mismo estremeciéndote cada vez que alguien te toque, como si sus dedos y manos hubieran sido bañadas en un veneno tóxico. Estarás aterrado de que sientan las cicatrices o los cortes por debajo de la tela de tu camisa o porque simplemente duele mucho ser tocado. Estate preparado para convertirte en tu propio peor enemigo. Tendrás miedo de ti mismo, de tu cabeza, de los impulsos que te acechan cada minuto del día. Empezarás a tenerle miedo a la próxima vez que te cortes porque no sabes lo malo que puede llegar a ser. Espera a que los 10 cortes se conviertan en 20 y luego en 50, hasta que sean 100. Estarás cubierta de cicatrices y cortes. Tu vida entera empezará a girar en torno a tu adicción. Estarás todo el rato pensando en cortarte, en como cubrir tus cortes, en como esconderás las cuchillas, tijeras, horquillas y los otros objetos con los que sueles destruir tu cuerpo. Y después… la primera vez que te haces un corte “demasiado profundo”. No pararás de sangrar y estarás jadeando, temblando, el miedo se apoderará de ti. Rezas y esperas que el corte deje de sangrar. Tu propósito no era morir, nunca volverás a hacerte un corte tan profundo. ¿verdad? Incorrecto, volverás a estar en esa situación, y cada vez irás más profundo. Pero no te preocupes, aprenderás a cuidar de tus cortes para que no tengas que ir al hospital cada noche. Cuanto mejor te vuelves en curarte las heridas, peor se vuelven. Te engañarás a ti mismo e intentarás justificarlo cuando vayas a la farmacia, gastándote 20, 30 o 40 euros en vendajes, gasas, toallitas con alcohol y tiras estériles. Golpearás el suelo con los pies impacientemente, esperando que nadie te pregunte porque compras esas cosas. Pero al mismo tiempo deseando que alguien te pregunte para hacerte ver que le importas. Estate preparado para gastar aún más dinero en un armario nuevo. Camisetas de manga larga, sudaderas, pantalones largos, botas, brazaletes, pulseras. La lista sigue. Seguirás observando los cuerpos de otra gente buscando marcas de autolesión, esperando que haya alguien más que se sienta del mismo modo que tú. Esperando, rezando que haya alguien como tú. Pero eso nunca pasará. Verás muñecas limpias sin cortar y te sentirás aún más solo y avergonzado que antes. Harás muchas cosas solo, estate preparado para despedirte de tu vida social. Siempre estarás lavando tu ropa, siempre en privado para que nadie vea la sangre en toallas y ropa. Te pasarás horas frotando sangre del suelo del baño, y limpiando la sangre seca de tu teclado. No serás capaz de pasar un solo día sin cortarte. Te llevarás tu kit de emergencia en el bolso. Una llave, una horquilla o hasta un lápiz. Todo lo que tienes a tu alrededor se volverá un arma. No importa lo que sea, con tal de que te de esa sensación de alivio. Lo siguiente que sabrás es que estás en el baño del instituto o del trabajo, abriendo las costras de los cortes antiguos con una aguja. Dile adiós a todas las cosas que dabas por hecho. Pantalones cortos, camisetas de tirantes, sandalias, nadar en verano, ir a la playa. Todas estas cosas serán solo un recuerdo lejano. Espero que te guste el picor y rascarte sin parar. Te picará y te picará. Te convertirás en un experto en tu cuerpo mientras lo vas destruyendo cuidadosamente, desarmándolo pieza por pieza. Soñarás con cortarte, soñaras con que te pillen. Te atormentará día y noche, en tus sueños y cuando estás despierto. Las autolesiones tomarán el control de tu vida. Ahora tiene poder sobre ti, te controla. Te odiarás, te odiarás por haber hecho ese primer corte que te metió en este circulo vicioso que nunca acaba. Desearás nunca haber hecho ese primer corte. Desearás haber leído más cosas así o que alguien te hubiera advertido de lo que iba a pasar. Pero por mucho que odies tu adicción a autolesionarte, la amarás y no podrás vivir sin ella. Preferirías morirte que estar un par de semanas sin cortarte. Ahora, te diré el porque de este título. “como autolesionarte”. Aquí es cuando te digo como hacerte daño a ti mismo con éxito: Deja lo que estés a punto de usar, porque eres mejor que esto. Y créeme, no quieres involucrarte con el monstruo de las autolesiones.