Hay una chica que me atrae, a la que me gustaría conocer. De ella solo sé que es un poco tímida y orgullosa, a la par que buena en lo que hace (karate). De hecho la vi por primera vez en esas clases cuando comencé, hará más de un año. Al principio no me llamó en absoluto la atención, la consideré demasiado niña. Pero en mis primeras semanas, día tras día, me tocaba entrenar con ella por azar o porque lo decía el maestro. Ahí algo me llamó la atención, quizá tanta casualidad, quizá el aroma nostálgico que dejaba prendido en mí, no lo sé.
Hubo después un tiempo de varios meses en los que pasé de ella, la verdad. Pero en agosto de este año todo cambió. Falté un mes a las clases, y fue en ese tiempo cuando me di cuenta de que la extrañaba, de que quería verla. Hubo un día en agosto muy extraño, pues salí a la playa con un amigo y pensé que sería bueno ver a algún compañero de karate por allí, y a quien vi fue a ella. Cuando regresé a las clases no pude evitar fijarme más en su presencia.
Entonces descubrí que muchas veces, mientras corríamos antes de comenzar la clase, se situaba detrás de mí en muchas ocasiones, yo solo corría sin intenciones de estar cerca de ella, pero ella hacía eso. Incluso hubo ocasiones en las que entraba a correr justo detrás de mí. Un día pasó algo curioso, combatí con una amiga suya en la clase anterior a la nuestra, y cuando terminé la pelea su amiga fue a hablar con ella, y la oí gritarle a la otra que si quería ponerla celosa. Me extrañé, aunque dudé que fuera por mí. Sin embargo decidí acercarme a ella poco a poco, a mi manera, pues no soy capaz de entablar con una conversación fluida sin más. Empecé a saludarla y lo cierto es que siempre me respondió bien, con voz tímida; incluso un día no la saludé, y me miró como esperando que lo hiciera.
Estaba preparado para el siguiente paso, sacarle al menos una frase, preguntarle por cualquier cosa, pero ayer me sentí abatido cuando la vi pasar toda la clase con otro chico. El chaval en cuestión no tiene miedo alguno a hablar, y desde hacía algunos días se había acercado a ella, y como ella no tiene amigos dentro de la clase, pues parece que su amigo es ahora él. Pero no me gusta, más o menos conozco a ese tío y aunque no es malo, es un salidillo, y temo que le haga daño si es que la cosa va más allá de la amistad.
Yo no quiero renunciar a ella, quiero conocerla, pero ahora que tengo ese tipo de competencia donde no sé jugar, me siento frustrado. Han habido demasiadas casualidades, demasiadas cosas, y no quiero pensar que han sido en vano, pero no me veo capaz de hablarle con soltura tan pronto. ¿Qué debería hacer? He pensado en aprovechar la ventaja que tengo sobre él: la escritura. Escribir una carta para ella, humilde pero hermosa, con alguno de los poemas que le he escrito, y dejando claras mis intenciones para conocerla. Luego quizá una segunda carta y en ella mi número para que me agregue al whatsapp si quiere, o mejor aún, revelar mi identidad y hablarle frente a frente. Pero estoy confuso y frustrado, y en estas condiciones es probable que cometa un error; no quiero esperar más.
Siento la parrafada jaja Las locuras del amor me hacen derramar palabras.