Hola a todos.
Solo quería compartir con vosotros la angustia por la dichosa cenita anual de Navidad del trabajo y sonreír un poco con todos, y ver si tenéis las mismas sensaciones:
1. Es una competición a ver quién es más guay y tiene más chispa. Por supuesto cuando pasas mucho tiempo solo tienes muchas menos experiencias interesantes que el resto, por lo que te ven como un muermo y encima tienes que aguantar al típico fantasmón que se cree más guay que nadie porque ha hecho mil actividades interesantes. Yo tengo uno en el trabajo absolutamente insoportable.
Y si tú osas decir que has hecho viajes chulos... solo y sin compañía... te mirarán como un auténtico bicho raro. Y hay veces que si expresas una opinión que no guste al gran público te intenten ridiculizar o cortar por lo sano (por ejemplo, mi ambiente es súper-anti-católico y a mí me incomoda profundamente muchas cosas que se hablan a veces, a pesar de que yo no soy especialmente religioso).
2. No sé si siempre os da la sensación incómoda de que en el otro lado de la mesa siempre se oyen muchas más risas que en el tuyo, y a veces la horrible sensación de que todo el mundo está hablando con sus vecinos de mesa menos tú, porque no encuentras temas de los que hablar, y eso te causa más ansiedad...
3. Para una cosa que tienes en común con los demás de lo que hablar agradablemente (el trabajo), siempre hay algún listillo que dice que nada de hablar de trabajo. Normalmente en mi experiencia acaban hablando de películas o series de las que no tengo ni idea, por no seguir las modas mayoritarias...
4. Una de las peores partes es la llegada y selección de asientos, cuando ves con cierto humor cómo ciertas personas se desviven por no acabar sentadas a tu lado
. Al final acabarás sentado en el peor de los escenarios posibles, o con la persona que menos tragas o con la que menos conoces o menos tienes en común, etc. Otra parte incómoda es cuando ponen esas ensaladas y cosas imposibles de servirte en el plato y te lo pasan aposta el primero sabiendo que eres más torpe en esas cosas, para que hagas un poquito el ridículo delante de todos. Luego estás a disgusto porque es un sitio pijo en cuya elección tú no has tenido ni voz ni voto, estás cenando en penumbra y, pagando mucho más que cualquier otro día, comes mucho menos... Otro momento humorístico es cuando empiezan a hacerse fotos por grupitos guays, en ninguno de los cuales estás incluido...
Bueno, al margen de haberme desahogado compartiendo estas sensaciones con vosotros, creo que una vez que pasan estas cosas no son tan terribles, así que... aunque como yo prefiráis pasar una noche en casa calentito viendo una serie o leyendo un libro, ¡¡ánimo!!
