En mi curro cada día es un ejercicio de paciencia... no tolero a la gente, tengo ganas de darles un par de hostias a unos cuantos... su presencia me irrita, sus temas de conversación me irritan, su comportamiento...
Tengo ganas de trucidarlos y trabajar sola y calmamente, y a la vez sufro porque transbordo de mala leche y tengo que mantener la urbanidad.
Luego al irme puedo estar todo el día alargando esa rabia, pensando en las gilipolleces de mi jefe, su incompetencia, la pretensión, la pereza de otros...
Supongo que soy arrogante y tendré dificultad en ver la parte positiva de ellos... pero tb pienso hasta qué punto soy yo arrogante y hasta que punto son ellos los que abusan de mi tolerancia...