El azar no depende de ti; la buena suerte, sí.
Bajo esta estúpida premisa se ha presentado hoy en sociedad el programa de televisión
Bricolatge emocional (TV3), una especie de adaptación a la pequeña pantalla del tan manido libro
La buena suerte. El primer programa, emitido esta noche, se ha centrado en tres conceptos: responsabilidad, actitud y circunstancias.
Veamos en qué consisten y desmontémoslos:
1. Responsabilidad
Todo lo que te sucede en esta vida es responsabilidad tuya. El único culpable de que seas un desgraciado eres tú mismo. Da igual, cuántos contratiempos surjan a lo largo de tu existencia; tú eres quien debe interpretarlos y el único encargado de convertirlos en oportunidades.
De los tres puntos, este es el menos tonto. Somos hasta cierto punto responsables de lo felices o infelices que somos, pero no tenemos ni mucho menos total responsabilidad sobre el conjunto de elementos que afectan a nuestro ánimo. Un fóbico social no está solo porque así lo quiera o lo decida; lo está porque no dispone de los
medios necesarios para salir de su situación. Puede llegar a ser menos infeliz pensando que no necesita a nadie para vivir, pero no puede cambiar el hecho de que necesita dicho contacto social para alcanzar la felicidad.
2. Actitud
Si quieres, puedes. Si piensas que algo va a salir bien, saldrá bien. Si piensas que saldrá mal, saldrá mal.
Qué soplapollez. Las cosas saldrán bien o mal no en función de cómo tú creas que van a salir, sino según las
aptitudes que uno tenga para llevarlas a cabo con éxito.
Dos personas realizan un test de inteligencia. Una es mucho más inteligente que la otra, pero está convencida de que no será capaz de superar la prueba. La otra, en cambio, llega al examen con plena confianza en sus posibilidades. ¿Quién sacará mejor puntuación?
3. Circunstancias
Una vez asumida nuestra responsabilidad y adoptada una actitud optimista, hay que crear las circunstancias necesarias para que las cosas cambien. En el caso de un FS, crear circunstancias equivaldría a lo que se suele llamar exposición
. Una vez hayamos reconocido que somos los únicos culpables de estar solos y tengamos bien claro que somos perfectamente aptos para la vida social, solo nos queda quedar con gente para ver cómo nuestra vida da un giro de 180º.
Habiendo superado con éxito los pasos 1 y 2, un adefesio macho acude a una discoteca y empieza a tirar la caña a toda hembra atrayente que se le cruza por delante. Años de reclusión le han negado todo contacto con el sexo femenino, pero ahora se ha dado cuenta de que él era el único culpable de tal aislamiento, ha descubierto que en cuanto lo desee podrá pincharse a la que quiera. Hasta ahora generaba rechazo porque creía generar rechazo. No lograba intimar con ninguna jamelga porque no creía poseer las
cualidades necesarias para ello. Cuán errado andaba.
Y qué hostia se va a pegar.