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Antiguo 19-oct-2008  
Anonimo

Brevísima biografía de un fóbico social.

Empezaré contando desde los 12 años, aunque mi pequeñita personalidad antes de esa edad ya dejaba entreabierto el camino de mi vida. En aquella época yo estaba en 7º de E.G.B., en el colegio de mi pequeño pueblo. Al medio día, tenía que quedarme en el comedor, no iba a casa para luego volver al colegio a la tarde. No fue optativo, fue una obligación circunstancial. Una de mis primeras expresiones socio-fóbicas fue debida a la desvergüenza adolescente de ciertas chicas de clase. Fui víctima de los primeros amores de las chicas más extrovertidas, llamativas y de las que casi todos los niños de clase estábamos enamorados. Era un amor surrealista, todo estaba en mi imaginación y en mis sueños, aunque en la realidad al cruzarme con alguna de ellas, sentía nerviosismo, duda, inseguridad y en definitiva, temor. No me atreví a salir con ninguna a pesar de la posibilidad real que existió.

Desde los 12 a los 19 años me encontré muy mal, sin autoestima con respecto a las relaciones con las personas que me rodeaban. Pasé parte de esta época en solitario, era donde me sentía más tranquilo. Por ejemplo, estar en clase era una batalla, deseaba salir de allí aunque conllevaba sufrir las heridas de la guerra. Recordando mis primeros años, ya me gustaba jugar en solitario, con juegos individuales, no necesitaba a un amigo para distraerme.

En 8º de E.G.B. pasaba de todo y daba mucha importancia al concepto de ser el más “guay”, atractivo de todos los chicos, quizás exteriormente ya que también sentía una gran inferioridad. Quizás este sentimiento de inferioridad lo quería contrarrestar aparentando un chaval duro e infranqueable.

A todo esto hay que citar las dificultades, que ahora observo objetivamente pero en aquel momento no, de las broncas, peleas entre miembros de mi familia más cercana. Creo que he vivido una niñez y una adolescencia en un medio familiar con mucho nerviosismo. Uno, hasta que no empieza a conocer otras formas de educación y a compararlas con las que uno recibe, piensa que en todos los hogares se educa de la misma forma.

Empecé el instituto en un pueblo de tamaño mediano a pocos kilómetros del mío y sentí que perdía la facilidad de estudio e incluso leía peor. Ya en 8º de E.G.B. me costaba realizar movimientos físicos en la asignatura de educación física. Siempre me ha costado muchísimo ordenar las cosas. Durante el instituto se agravó. Engordé en aquella época unos cuantos kilos. Al llegar a casa, después del instituto, tenía una ansiedad feroz por la comida.

Paradójicamente, en clase solía hacer tonterías, llamando la atención. Era como actuar en un teatro para imitar a un personaje que quería ser en la vida real. Me gustaba dar la imagen de persona inteligente y/o de tío duro. El medio era dislocar a los profesores, hacer lo que a mi me parecía y si iba en contra de las normas sociales, mejor, más atención recluía de los demás. Por ejemplo, mientras el profesor estaba explicando, me ponía en pie y decía alguna frase, de esas que se repiten tanto entre adolescentes, a viva voz, interrumpiendo desvergonzadamente al profesor pero que generaba risas y sonrisas entre mis compañeros. Llegué a tirarme un pedo tan oloroso que mis compañeros no pudieron permanecer tranquilos y no dejaban de hacer gestos de abanico con los libros, yo no pude contener la risa y exploté. El profesor estaba explicando la lección. Me mandó fuera mientras mis compañeros se quedaron dentro, acompañados por mi gas interior. Estos comportamientos tan exagerados eran los que hacía para representar aquel papel teatral que tanto anhelaba ser en realidad y que en realidad mucho se alejaba de ser una persona dura, “guay” e inteligente.
Al salir del aula, al andar por los pasillos del instituto, pasaba bastante miedo debido a la presencia de tanta gente, tantos estudiantes. Además, con todos aquellos comportamientos en clase, no pasaba desapercibido por los demás. Considero que fue una época de gran agotamiento y fuertes dolores de cabeza, venía cansado y nervioso del instituto. Solía irme a andar por el campo, siempre por la misma zona. He llegado a querer mucho a ese territorio, esos caminos y paisajes. Sigo sintiendo necesidad y gozo al pasear solitario por ahí.

Al llegar la noche, me sentía nervioso a la espera de tener que ir a clase al día siguiente.

A partir de los 16 años empecé a salir por la noche. A escondidas, cogía 3 o 4 cervezas de la despensa de mi casa y me las bebía. No era capaz de salir sin beber. Pero no solamente salir por la noche, también lo hacía para darme una vuelta por la tarde.

Fue una época muy dura en mi vida. No tenía la confianza de lucha por lo que yo creía. Era algo más allá de la timidez. Incluso conversando sobre temas de opinión, llegaba a anularme ante las críticas y diferentes opiniones de otros y a pensar que lo que las otras personas comentaban era la única verdad, y mi opinión ya no tenía ni sentido, generando una gran inseguridad en mi mismo.


Ahora tengo 28 años (Octubre 200 y mi vida a cambiado mucho, tengo un trabajo que me gusta, he ido a psiquiatras, psicólogos y sobre todo me he esforzado mucho en auto-mejorarme. Estoy mucho mejor que antes aunque sigo teniendo mis bajones de vez en cuando. Durante estos periodos me cuesta mucho más realizar físicamente mi trabajo, sigo teniendo problemas de psicomotricidad.

Estoy dispuesto a ayudar a quien me lo pida ya que ayudando se ayuda uno mismo.

Queda mucho por contar, ya lo contaré en otro momento.

Un saludo a todos.

JoLuRoMi.
 
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