Ha entrado poco en este foro y ya he visto la gran calidad humana de muchos participantes.
Os juro que se me humedecen los ojos leyendo algunos mensajes. Veo unas ganas de apoyar y ayudar que me reconfortan y renace mi perdida fe en el ser humano.
Inadaptados al mundo de la prisa y la competición, aquí formamos comunidad (vale, a veces discutimos un poco
).
¡Qué cosas tan delicadamente comprensivas he leído! ¡Qué sensibilidad en los corazones dolientes que exprimen una gota de sí mismos para ofrecer al sediento que arrastrándose llega a este pequeño oasis!
El desierto sigue ahí, pero mirad como estas palmeras no se dejan vencer por las arenas.
Reposemos, compañeros, y mientras, a la sombra, observemos cómo en el desierto también hay vida. Por aquí y allá crecen plantas diversas adaptadas a los rigores del medio. Inadvertidos animalillos corren por la arena, e incluso se deslizan por debajo de ella.
No sé qué nuevas vicisitudes me depara el desierto, pero al menos sé que existe entre las dunas una pequeña isla verde donde reponer fuerzas antes de partir a la travesía. Y siempre puedo aprender de ese lagartillo que para no quemarse las patas con la ardiente arena las levanta cada cierto tiempo de dos en dos, simpáticamente, mientras se relame un ojo.
Gracias a cada uno por aportar su semilla y su esfuerzo para hacer de este palmeral un proyecto de jardín.
(hoy toy tontín, lo sé, pero en serio: un abrazo a todos)