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Antiguo 04-ene-2010  

Ahora que tengo lo de los pensamientos irracionales controlado estoy provando con otra cosa. Os la dejo aquí, a lo mejor a alguien le sirve de algo. Igual incluso alguien ha provado algo parecido, estaría chulo intercambiar truquillos ;) y ampliar esto.

Esto viene de la idea de situarse en la situación temida, de exponerse. Pero sabiendo que antes me creaba ansiedad planifico posibles respuestas. Es una forma de, si se da la situación, saber que tienes un montón de salidas. Las últimas veces me estoy dejando llevar, sin tener que pensar en todo esto (¡Es genial!) Pero en una mala es como si tuvieras una chuleta en el dorso de la mano

¿Qué hago?:

-Planteo una situación que me crearía ansiedad.

Por ejemplo: ¿Qué puedo hacer si, durante una conversación, no se me ocurre qué decir?, ¿Qué puedo hacer si en un momento dado me siento despreciado? ¿Qué puedo hacer si me pongo nervioso al saludar a alguien?



A partir de aquí uso la técnica de la tormenta de ideas. Doy, como mínimo cinco respuestas, cuantas más mejor, sin cuestionarlas.

Por ejemplo, respondo a la primera:
-Relajarme. Un silencio no es necesariamente malo, por otra parte no tengo la obligación de dar conversación. Lo más importante es que me sienta bien conmigo mismo.
-Respirar hondo, saborear el momento, el aire, algo si estoy comiendo, escuchar los sonidos de alrededor.
-Bailar, mirar, tocar, sonreir. No todo son palabras.
-Hablar de algo que me encante. ¿A tí te gusta? (Los perros, ese grupo de música que descubriste ayer, una peli, los vaqueros, los días soleados)
-Fijarme en algún detalle de la otra persona y preguntar sobre él.
-Contar un chiste, hacer un truco de magia.
-Repasar lo hablado para encontrar temas de conversación que no hayamos explorado.

-¿Qué haría otra persona?

Por ejemplo. En esto se lo pregunté a un amigo que sabe el problemilla que tengo. Otras veces basta con imaginárselo ¿Qué haces tú cuando se acaba la conversación?
- Hablar de algo que le interese a la otra persona, preguntar algo, aunque sepas la respuesta. Algo sobre su trabajo, sus aficones, su familia, lo que sea.


Después relaciono la pregunta con diferentes profesiones:
-Qué haría un político, en él cine, un monje budista, un occidental, un hombre primitivo, uno moderno, un artista, un músico, en la historia, etc.)

Una vez recopiladas unas cuantas ideas las trabajo.

-Les busco pros y contras a cada una de las opciones
-Las maximizo, las exagero, las alargo. Las defino. Sin censura, por supuesto.
-Después las simplifico, las resumo, las hago sencillas.
-Las relaciono con buenas cualidades (comodidad, rapidez, versatilidad, sencillez, riqueza, colorido, lo que sea, cualquier cosa sirve)
-Hago que todas tengasn al menos tres cualidades positivas. Si ya las tienen las trabajo para añadirles un par más.

Leí a un psicólogo que cuando aceptas que una situación temida puede pasar y buscas salidas y ves que existen el miedo poco a poco se va evaporando. Y si te expones a ello, vamos ¡la repanocha! Yo creo que es cosa de irselo currando, en serio, y todo se va arreglando.

¿Vosotros qué opinais?

Última edición por Happyness; 04-ene-2010 a las 17:22.
 
Antiguo 04-ene-2010  

buena aportacion. tratare de ponerlo en practica . tengo muchas situaciones con q practicar
 
Antiguo 04-ene-2010  

Hola happy! que buen aporte! gracias por compartirlo! espero que hayas empezado este 2010 con todo!! saluditos!!
 
Antiguo 04-ene-2010  

El principio de todas las respuestas que has expuesto como ejemplo, Happyness, viene a ser el mismo: sentirse cómodo, sin tensión. Incluso si uno está tenso, transmite esa tensión al interlocutor.

Lo mejor es, cuando te das cuenta que comienzas a ponerte nervioso, observarte. Para, cálmate, observate, préstate atención sin identificarte con la congoja que sientes. Sé sincero. A menudo sirve sencillamente decir que estás nervioso. ¿Qué siento?

No todo el mundo congenia a la primera por mucho que uno lo intente. El diálogo, la comunicación, es cosa de dos. Puede que aunque la otra persona no sea especialmente fóbica social o tímida, esté algo abatida o ausente ese día o en ese momento. ¿Cómo te sientes? Es una buena pregunta si notas que la otra persona está algo retraída también. A mí al menos me da bastante vergüenza preguntar por los sentimientos de los demás respecto algo, pero la verdad es que es lo que más despierta mi curiosidad e interés en un momento dado, y es a menudo lo que más ganas tengo de preguntar a la otra persona. ¿Qué sucede? ¿Qué te pasa? Puede parecer un poco brusco, pero si la otra persona se da cuenta que no es mero chafarderismo tu interés, que es sincero y no es trivial, que quieres compartir y no hurgar y husmear en su intimidad, suelen confiar en tí. Al menos en mí mismo noto que no es mero chafarderismo porque, sencillamente, a la persona que me cae mal, no puedo interesarme por cómo se siente, por lo que le pase o deje de pasar.

No se trata tampoco siempre de pretender estar diciendo cosas interesantes, o de estar siempre haciendo reir. Creo que la clave es ser uno mismo. No soy yo mismo cuando siento temor, vergüenza, ridículo, congoja. Pero tampoco soy yo mismo cuando intento parecer siempre interesante, parecer siempre divertido; cuando intento en todo momento mantener esforzadamente una situación que por sí misma desaparecería, ahí hay tensión me parece. De nuevo es importante prestar atención a lo que uno realmente siente.
Si en un momento dado sientes que debes hablar de cómo te sientes, propón ese tema de conversación, haciendo que la otra persona participe. En mi caso, y puede que esto sea un defecto, no lo sé, tiendo a intentar extraer un conocimiento general, a implicar al otro haciendo que de algún modo se pregunte si a él le ocurre algo parecido, a extraer una idea, una sensación, que pueda ser común a más personas, no sólo que me incumba a mí. Si sólo cuento linealmente lo que me ha pasado, qué he hecho, cómo he reaccionado, ahí no aporto nada, ni a mí ni al otro, a no ser que esa otra persona sea algo chismosa... Realmente a menudo, en el tren o por la calle, o esperando en algún sitio, escucho conversaciones que son en realidad una serie de monólogos de lo que uno y otro dijeron e hicieron ante una situación concreta. Eso no aporta nada me parece, no es a menudo ni siquiera divertido, porque el que cuenta a menudo se irrita al recordar cierta ofensa, cierto ridículo, y lo cuenta sin extraer ninguna comprensión de lo que pasó entonces.

Prestar atención a lo que uno dice y lo que dice el otro. Es en realidad sencillo y a la vez difícil de alcanzar eso.

Si vas a actuar según un sistema predeterminado siempre parecerás tenso, porque estarás siempre intentando ceñirte a un plan previo, intentando no desviarte de lo que habías pensado con anterioridad. No digo que se tenga que ser un bala perdida y soltar lo primero que nos cruza la mente. Digo que hay que estar atento y considerarse a uno mismo con sinceridad en el trato con el prójimo, y sobre todo sentir que delante de uno hay otro ser humano, que es tanto, o tan poco, como yo mismo.

A veces, cuando me doy cuenta de lo nervioso y tenso que estoy, es curioso pero me parece divertido; no hilarante, no rompo en carcajada, pero me resulta gracioso. Calma mucho no tomarnos tan en serio, no hacer de todo algo trascendental, porque me parece que las cosas realmente importantes ya nos aportan por sí mismas esa trascendentalidad.

No es que yo siempre sienta todo esto que he dicho con el prójimo, sino no sería tímido , pero es lo que noto que sucede cuando estoy a gusto con alguien, cuando no intento impresionar ni quiero sentirme impresionado por aquél con quien hablo, cuando no establezco una jerarquía y no me veo ni inferior ni superior, sino de igual a igual; eso es lo mejor, sentir una relación de igualdad, es entonces cuando menos tensión hay, ciertamente.

En fin, la diferencia de mi opinión y la tuya, Happyness, no es más que la de que no me gusta cuadricularlo tanto todo, pero tal vez en ciertos grados de fobia social en donde es incontrolable el temor al prójimo sí sea necesario ser algo más riguroso y ayudar a la persona estableciéndole unas pautas claras que pueda seguir.


¡Un saludo!
 
Antiguo 04-ene-2010  

Me parece super interesante eso que has dicho, Duhkha, y, aunque pueda parecer lo contrario, estoy completamente de acuerdo con lo que has dicho. La clave está en sentirte Bien contigo mismo y fluir. Y las cosas, simplemente, se van dando.

Lo de arriba yo me lo propongo como un juego, como una forma de comprovar, que, en realidad, no hace falta que evites ciertas situaciones porque tienes tantas salidas como cualquier oa persona (cada uno daremos respuestas diferentes y, no serán ni más ni menos válidas)

Es una forma de ver alternativas, hay veces que te obsesionas tanto con la ansiedad que a la hora de enfrentarte a algo que temes entras en un círculo vicioso. Haciendo algo como eso digamosabres otras vías y, en el Momento en que te ocurre puede que te vaya tan bien que no necesites ponerlo en práctica como que te sirva de muleta.

Pongamos otro ejemplo. Puedes preguntarte: ¿Qué haré si estoy hablando en público y me sonrojo?

Y más de lo Mismo, dar alternativas. No sé, respirar hondo, continuar hablando, bromear sobre ello, beber agua, pedir disculpas y sentarte unos minutos, pedirle a un compañero que continue. La historia esta en ver que tienes alternativas a la ansiedad, que en realidad puedes actuar como quieras ante cualquier estímulo. Eso ayuda a improvisar, a abrir la mente.

No sé si me explico.
 
Antiguo 04-ene-2010  

Yo creo que deberías actuar de forma más natural, Happyness.
Si vas a comerte la cabeza viendo cada una de las cosas que te pueden pasar con la gente (como por ejemplo quedarte sin tema de conversación) y analizando qué responder en cada una de esas situaciones, en vez de una persona vas a parecer una máquina.
 
Antiguo 04-ene-2010  

Critica aceptada ;)
 
Antiguo 04-ene-2010  

Cita:
Iniciado por Happyness Ver Mensaje
Me parece super interesante eso que has dicho, Duhkha, y, aunque pueda parecer lo contrario, estoy completamente de acuerdo con lo que has dicho. La clave está en sentirte Bien contigo mismo y fluir. Y las cosas, simplemente, se van dando.

Lo de arriba yo me lo propongo como un juego, como una forma de comprovar, que, en realidad, no hace falta que evites ciertas situaciones porque tienes tantas salidas como cualquier oa persona (cada uno daremos respuestas diferentes y, no serán ni más ni menos válidas)

Es una forma de ver alternativas, hay veces que te obsesionas tanto con la ansiedad que a la hora de enfrentarte a algo que temes entras en un círculo vicioso. Haciendo algo como eso digamosabres otras vías y, en el Momento en que te ocurre puede que te vaya tan bien que no necesites ponerlo en práctica como que te sirva de muleta.

Pongamos otro ejemplo. Puedes preguntarte: ¿Qué haré si estoy hablando en público y me sonrojo?

Y más de lo Mismo, dar alternativas. No sé, respirar hondo, continuar hablando, bromear sobre ello, beber agua, pedir disculpas y sentarte unos minutos, pedirle a un compañero que continue. La historia esta en ver que tienes alternativas a la ansiedad, que en realidad puedes actuar como quieras ante cualquier estímulo. Eso ayuda a improvisar, a abrir la mente.

No sé si me explico.
Eso es. Y mientras esa técnica, ese sistema, sirva como muleta provisional, puede servir, sobretodo si el nivel de congoja o angustia de la persona que se enfrenta con la situación es tan grande que se anula por completo sin ninguna ayuda externa en forma de método, como el que has expuesto.
Pero es fácil dejarse seducir por un método, por un sistema, y dejar que sea ese mismo método el que actúe por mí, delegando en él mi sentir, mi actuar, mi pensar genuino y sincero, cuando en realidad tal vez ha llegado un momento que puedo prescindir de seguir esas pautas, ese método.

Por otra parte dices, y muy oportunamente, que llegamos a obsesionarnos con la ansiedad. Me gustaría pensar un poco más sobre ello, porque me parece muy interesante.

Llega un punto que de tantas veces que sentimos ansiedad, tememos no ya lo que provoca esa ansiedad, sino que tememos el momento en que aparezca de nuevo la ansiedad. En cierto modo de tanto sentirla se me hace rutinaria, claro que una rutina angustiosa, dolorosa, que anula, la conozco perfectamente y sé los estragos que me va a causar; soy capaz de prefigurar, de adivinar cómo me voy a sentir cuando sienta ansiedad y miedo. Y he ahí el peligro real, pues ese imaginar ayuda a que realmente llegue a presentarse la ansiedad y el miedo.

Ya no temo salir a la calle, hablar con alguien, etc. Llego a temer el momento que sienta la ansiedad por estar en la calle, la ansiedad por hablar con alguien, etc. Se teme casi más la sensación que la actividad que la provoca. Ahí, en ese momento, hemos otorgado a una sensación, a una respuesta debido a x problemas psicológicos, la categoría de absoluto, la categoría de problema en sí. Ya no es solamente un problema salir a la calle porque eso me provocará ansiedad. Ahora ya es un problema la propia ansiedad que sentiré. Entonces es cuando, en esa obsesión, la ansiedad es más expansiva y el miedo se vuelve más corrosivo. Es entonces cuando resulta fácil que creamos que podemos sentir ansiedad por cualquier cosa, y por este creer que todo nos puede provocar ansiedad llegamos a sentir miedo de cualquier cosa. Entonces es cuando resulta fácil que empiece a preguntarme dudoso si también es posible que pueda llegar a sentir ansiedad al realizar cualquier otra actividad, al hacer o decir cualquier otra cosa, porque hemos llegado a disociar la ansiedad que es provocada por algo muy particular (salir a la calle por ejemplo), y le hemos otorgado una posibilidad de manifestarse independientemente de un hecho concreto cualquiera.
Ahora esa ansiedad puede presentarse en cualquier acto, en cualquier pensamiento; ya no es como antes, que sólo tenía miedo de, por ejemplo, salir a la calle y eso me provocaba ansiedad. Ahora, como un ácido corrosivo, el miedo a sentir esa ansiedad "independizada" se propaga fácilmente a todos los aspectos de nuestro ir viviendo. Y es entonces cuando nos volvemos miedosos por sistema, casi por decreto divino. Es entonces cuando más anulado y paralizado se siente uno ¿no? Porque nos parece que cualquier cosa que hagamos o digamos puede provocarnos esa sensación tan desagradable. Por ahí se empieza uno a hundir en su propia miseria; para decirlo bien claramente: por ahí empieza uno a caer en el pozo de su propia mierda y a ahogarse en ella.


Perdón por la digresión

Última edición por duhkha; 04-ene-2010 a las 22:58.
 
Antiguo 04-ene-2010  

¡Yo no lo habría dicho mejor!. A eso me refería, a quitarse el miedo a la ansiedad, a salir de la famosa profecía autocumplida.

Me gusta como piensas .

Para mi me llevo un parrafillo: "Es fácil dejarse seducir por un método y dejar que sea él quien actue por mí, delegar en él mi sentir, mi actuar, mi pensar genuino (me encanta esa palabra, genuino) y sincero, cuando, en realidad tal vez ha llegado el momento en que puedo prescindir de seguir esas pautas."

Siento que voy dejando todo atado y voy acercándome a ese momento. Y a ver qué agilucho usa el nido no para descansar, sino para ser estable en el vuelo
 
Antiguo 24-ene-2010  

Estoy leyendo un libro de Jose Antonio Marina y he encontrado esto:

"Y como la principal causa del miedo es la sorpresa, no hay nada mejor para librarse de él que utilizar la pmeditación y prepararse para los acontecimientos que puedan causarlo"
Tratado de las pasiones, Descartes.
 
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