Yo nunca he sabido calibrar bien entre esos dos extremos.
Si me paso de simpático se asustan porque piensan que soy demasiado pegajoso, ridículo y payaso, y si me paso de frío entonces es que soy antipático y mala persona. Total haga lo que haga la cago
Con la dificultad añadida de que cada persona a la que te diriges tiene una calibración diferente que encima tienes que adivinar de antemano lo que le va a gustar, nada más le acabas de conocer, para que le causas buena impresión y te siga hablando.
Lógicamente nunca acierto y por eso no tengo amigos. De pareja no hablo porque eso pertenece al terreno de la ciencia ficción.
Ultimamente reconozco que estoy borde, pero no es por enfado, sino más bien por desidia.
¿Por qué siempre tiene que ser uno el que ha de encontrar la fórmula mágica para adaptarse al capricho de los demás, y nadie nunca hace el esfuerzo de adaptarse a mi?
|