Hola a todos/as
, quiero compartir con vosotros un fragmento del libro "Superación de la dependencia emocional", de Jorge Castelló Blasco, en los que este psicólogo y psicoterapeuta nos anima a mejorar nuestra relación con nosotros mismos, algo que es fundamental para alcanzar buenas relaciones con el exterior
(ya sabéis, primero cultivarnos por dentro para dar lo mejor de nosotros mismos afuera). Aquí lo llevais, es bastante largo pero su manera de enfocar el asunto me parece muy buena y hace reflexionar.
La autoestima entendida como la relación con un ser querido
La autoestima es la relación positiva que tenemos con nosotros mismos; viene a ser el cariño que uno experimenta y despliega hacia su propia persona. Tener falta de autoestima significa que el individuo no se está queriendo a si mismo. El mayor problema es que del amor al odio no hay más que un paso, y cuando no se quiere lo suficiente surgen la hostilidad y el desprecio hacia uno mismo. Cuando el individuo no se quiere no aparece la indiferencia, sino la agresividad.
(...)
De la misma forma que queremos o detestamos a alguien, nos queremos o nos detestamos a nosotros mismos: la baja autoestima consiste en que la persona no se lleva bien consigo misma, es algo parecido a lo que sucede con el compañero de trabajo con el que se "choca" y al que no se le dirigen precisamente sentimientos positivos, prefiriendo la presencia de otros.
Si lo pensamos bien no es tan complicado, aunque todas las cuestiones que giran en torno a nosotros mismos siempre poseen un grado de abstracción que no debería ser tal, ya que dentro de nosotros se produce un aunténtico "lenguaje" o diálogo. Nos decimos cosas tipo: "la próxima vez tendré que estar más espabilado", "esto me ha salido perfecto", "menuda pinta tengo hoy". Pero no sólo nos hablamos, sino que también nos dirigimos gestos, sensaciones, etc. Todo es calcado a lo que ocurre en las relaciones con otras personas, pero en la intimidad de nuestro ser. Debemos relacionarnos con nosotros mismos como lo haríamos con un ser querido, y esto supondría:
-
Ayuda y apoyo: a los seres queridos se les hace favores, se les echa una mano cuando es necesario, y se le da apoyo moral. Por ejemplo, si un ser querido está estudiando unas oposiciones no podemos estudiar por él, pero sí animarle si vemos que desfallece, si alguien está preocupado por un desengaño amoroso se le presta consejo y apoyo. La cuestión es que las personas arropan a sus seres queridos, no se les deja de lado.
-
Protección: Si hay alguna situación de vulnerabilidad en un ser querido inmediatamente se le defiende si es preciso. Por ejemplo, si alguien se porta mal con él, se recrimina a esa persona, si sufre acoso en el trabajo, se le anima a denunciar, :etc. Arropar y defender.
-
Consuelo: En circunstancias negativas, las personas no se aprovechan de las mismas para atacar a sus seres queridos o se muestran insensibles, sino que empatizan con él y les ofrecen alivio. No podemos aprovecharnos de las circunstancias negativas para explotar nuestra fragilidad y hacernos más daño.
-
Elogio: A las personas que se quieren se les valora positivamente, viendo las virtudes y los puntos fuertes felicitándolas cuando consiguen logros. Cuando no consigue un logro, podemos ser críticos de manera constructiva para que aprenda de los errores si es que se han producido, pero solo con la intención de que los supere en el futuro.
-
Amor incondicional: A los seres queridos se les aprecia por quienes son, no por lo que son. Si yo ahora mismo pregunto por qué quiere alguien a su hijo o a su madre no creo que nadie conteste que lo hace porque son los más listos, los más guapos o porque tienen estudios, dinero o posición social. Simplemente se les quiere por quienes son, sin más. A los seres queridos no les ponemos condiciones para quererles, no les decimos "si apruebas el carnet de conducir, te querré", "si pierdes dos kilos, te querré", "si la gente te hace caso, te querré".
-
Ayuda y apoyo: Antes he afirmado que a los seres queridos se les echa una mano cuando es necesario y no creo que nadie se haya extrañado por esto. Cuando se trata de aplicar esas ideas a uno mismo, ya no se produce de una forma tan clara y rotunda, sobre todo en el caso de las personas con baja autoestima.
Cuando la relación de un individuo consigo mismo no es positiva, se escatima la ayuda que se presta, y desde luego, el apoyo emocional que se proporciona. Imaginemos a una persona que está conduciendo su vehículo que, de repente, comienza a frenarse y a echar humo. Se estaciona el coche en el arcén y se sucede esta cadena de pensamientos: "¡Lo que faltaba! ¿Qué voy a hacer ahora? Todo me sale mal, no doy una a derechas.. Ahora no llegaré a tiempo al trabajo, me van a echar la bronca, y a ver cómo voy a la tarde a hacer la compra sin el coche.." Como podemos observar, durante un tiempo respetable el individuo hace de todo menos ayudarse con su problema.
Imaginemos que el individuo no es el conductor, sino que es pasajero del vehículo, mientras el dueño del mismo es un ser querido. Observemos lo que sucedería: "¡Lo que faltaba! Todo te sale mal, ¿Qué vas a hacer ahora? No das una a derechas... Ahora no llegarás a tiempo al trabajo, te van a echar la bronca, y a ver cómo vas a la tarde a hacer la compra sin el coche.."
¿A que lo notamos muy extraño? Desde luego, con amigos así, no hace falta tener enemigos. Seguro que la reacción normal habría sido así: "¡Qué mala suerte!, vamos a llamar al trabajo para avisar de que hemos tenido una avería, y después buscamos el teléfono del seguro para que pase la grúa a recoger el coche..". Lo que se hace dentro de una relación positiva es ayudar, contribuir a solucionar el problema en la medida de lo posible, no limitarse a sufrir.
Pongamos otro ejemplo. Imaginemos ahora a alguien que acaba de romper una relación: "Esto es insoportable, nunca voy a encontrar a otra persona como ella y seguro que me quedo solo toda la vida. Seguro que he hecho un montón de cosas mal". Externalicemos la situación imaginando ahora que es un ser querido quien se dirige a la persona del ejemplo: "Esto es insoportable, nunca vas a encontrar a otra persona como ella y seguro que te quedas solo toda la vida. Seguro que has hecho un montón de cosas mal".
Si parece injusto e incluso cruel este tipo de trato, ¿por qué la persona con baja autoestima es capaz de infligírselos? Si con un ser querido es injusto, ¿por qué con uno mismo sí es justo? ¿Alguien se merece esto?
Cotizarse y hacerse valer
Cuando alguien no se quiere o no se trata adecuadamente a si mismo transmite señales de esta situación, y entonces, con relativa facilidad, obtiene más o menos lo que se da a si mismo, es decir, falta de valoración, falta de protección, etc. La cuestión es que la cotización personal del individuo que no presenta una autoestima adecuada es baja, y siguiendo esta metáfora bursátil, la consecuencia es que los demás compran las acciones a un precio también bajo sin confiar mucho o sin valorar adecuadamente estas operaciones. Mejorar la relación del sujeto consigo mismo tiene un efecto sobre el exterior.
Somos nosotros, y no los demás, los que nos ponemos nuestro valor. Si nos consideramos poca cosa, los otros nos verán poca cosa, si nos consideramos personas importantes, los demás actuarán en la misma línea. Se trata de cotizarse para que los demás tengan claro que dicha persona vale, y mucho. No más que nadie, pero desde luego no menos.
Por ejemplo, si el sujeto tiene una cita con alguien que acaba de conocer y esa persona le deja plantado, hay que cotizarse, hacerse valer y dar por finalizado el contacto. Si pasa el tiempo y esa persona vuelve a llamar como si nada hubiera pasado, y actúa en la misma línea, no se está cotizando y el mensaje que se capta es: "aquí podemos acampar a nuestras anchas".
Dejar de atacarse
La autocrítica puede ser constructiva o destructiva. En mis sesiones terapéuticas utilizo siempre el ejemplo de la crítica cinematográfica:
Crítica constructiva: "En esta película, el director ha sabido contarnos bien la historia, pero el ritmo baja durante un tramo importante en el que, de haber reducido el metraje, habría mejorado notablemente el resultado final".
Crítica destructiva: "La película es flojilla y se convierte en soporífera durante un tramo bastante largo, algo que anima al espectador a marcharse de la sala echando pestes".
Se dice el mismo mensaje pero de dos formas diferentes: en la primera se realza no sólo lo negativo sino también lo positivo, además se exponen soluciones para enmendar el error. En la segunda forma de criticar no se ve nada positivo y no se proporciona solución alguna, es más, parece que el propósito es el de hacer daño a la persona de la que se habla sin ánimo de que mejore sus puntos débiles.
Pongamos el ejemplo de un profesor que acaba de terminar las clases del día y no ha quedado contento. Si su autocrítica fuera constructiva sería algo como: "Me parece que no he estado muy acertado en esta clase, tendría que haber explicado mejor este punto y poner un ejemplo en la pizarra para que se me entendería mejor".
Si la autocrítica fuera destructiva: "Madre mía, no doy pie con bola, los alumnos se han ido a casa con una cara de aburridos que no sé como vendrán mañana. Creo que soy pésimo profesor y que me tenía que haber dedicado a otra cosa".
¿Por qué alguien actúa asi? Cuando alguien no ha sido adecuadamente querido, interioriza estos sentimientos y los asume como propios.
Las personas con baja autoestima en ocasiones se tratan a sí mismos como serían incapaz de hacer con sus seres queridos. A veces, en las autocríticas también hay tacos, descalificaciones, desprecios e incluso agresiones físicas. ¿Está todo esto justificado, a pesar de que ocurra en el interior de uno mismo? Si las personas de nuestro alrededor no se merecen este trato, ¿por qué lo merece usted? ¿Tan imperdonables son sus errores, tanta crueldad implacable merece?
