Yo también tuve la mala suerte de caer en un colegio donde me maltrataron, a mí y a muchos. Hemos salido de allí una buena panda de gente con problemas psicológicos debido a las humillaciones continuas durante toda nuestra infancia.
Ahora en los tiempos de hoy se ve muy mal al maestro que pega a un alumno pero en mis tiempos si te pegaban era porque te lo merecías y ni se te ocurría decírselo a tus padres porque encima te castigaban "porque algo habrías hecho" para cabrear al profesor.
Yo llegué a los 5 años a mi colegio. La verdad es que no culpo al maltrato de todos mis males ya desde que tengo recuerdo ya era un niño depresivo y con ideas suicidas. Empecé a ir llorando al colegio desde esa edad y continué hasta los 13 años. Esta conducta me hizo ser el centro de atención de burlas, insultos y ya desde el principio me junté con los marginados, con los que me he sentido a gusto toda mi vida. Todo esto no hizo más que retroalimentar mi odio hacia mí mismo.
A los 7 años ya empezaron a darme clase los curas y nos tenían a 43 personas en clase callados y sin crear problemas con la estrategia del miedo y la humillación. Si no sabías resolver un ejercicio en la pizarra te humillaban o te daban con la cabeza en la pizarra. Recuerdo que a veces cuando echaban la bronca a un compañero por hablar ya decían "mirad, hay gente que no ha levantado en toda la hora la cabeza del libro (se referían a mí) y vosotros hablando". A otro compañero un cura le lanzó una silla y como a los 10 minutos, cuando llegaba la película que estábamos viendo a la parte de la pasión de Cristo el cura prorrumpía en sollozos. Este mismo cura obligó en su comunión a confesar a otro compañero que se masturbaba a pesar de que él ni sabía lo que era eso.
A los 9 años ya me tocó mi maestro preferido, el que me agredía y me hizo acomplejarme de tener los labios gruesos llamándome "morritos calientes" siempre delante de los compañeros (estos eran unos ******** que le reían todo), aún veo mis labios mal aunque todos me han dicho que los ven atractivos. A esta edad ya empecé a ponerme el despertador a las 2:00, 3:00, 4:00 de la madrugada para que no se me pasara tan rápido la noche, un momento de paz que pasaría sin darme cuenta si me dormía de un tirón. Este profesor también al verme llegar llorando a clase solía cogerme de la pechera y amenazarme con el puño mientras me gritaba y cuando le apartaba el puño de mi cara me gritaba "¡no me apartes el puño!" con la cara roja.
En fin, sé que mis padres me debieron llevar antes a un psicólogo ya que se esperaron a los 18 años. También sé que uno ya no es un niño y que de nada sirve compadecerse. Pero sí, te deja marca.
|