En principio creo que odiar a los demás no nos hace ser mejores sino peores. Puede que a simple vista se vea como una forma de progreso aplastar al adversario porque en parte el sistema es así de competitivo y en cierta manera estaríamos condicionados a él. Pero yo creo que moviendonos llevados por la envidia o el rehencor no llegaríamos muy lejos ya que siempre va a haber gente mejor que uno y gente que no nos caiga del todo bien; por ende se convertiría en una especie ciclo interminable de resentimiento y violencia que a la larga nos enfermaría.
Se puede buscar formas más sanas de motivación, por ejemplo aprendiendo del supuesto adversario en vez de intentar destruirlo. Yo creo que hasta de la persona más repugnante se puede aprender algo, ya sea que te sirva para ver lo que está mal o para aprender a ser tolerante con los demás.
Es sabído que no se puede cambiar a las personas pero cambiando uno mismo se puede ver a las personas desde otra óptica y eso ayuda más que odiarlas