En calidad de reo o imputado jamás.
Pero si en las cárceles, tanto como visitante estudiantil y de forma profesional.
Esta última experiencia fue la más dura, pues en una ocasión cuando debí atender reos en el patio del presidio junto a la población común (que si te relatara como eran los internos, aquellos personajes del señor de los anillos -los orcos- se quedan en nada) y si eso era ya algo difícil de soportar, el peor momento fue cuando el gendarme que estaba al lado mio cuidándome tuvo que asistir a otra área del penal dejándome como única indicación: "Yo vuelvo luego, pero si le pasa algo toque el botón de pánico que está debajo de la mesa".
Por suerte el gendarme volvió a los pocos minutos y yo terminé mi turno en ese lugar para no volver jamás... espero.
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