Tuve un compañero de trabajo de unos 50 años que una vez me dijo algo que cambió mi manera de pensar de la vida: "Creo que me conozco bastante bien a mí mismo. Y creo que me soporto. Pero la soledad es muy dura. A veces es agradecida, pero cuando te levantas un día y no ves a nadie en la casa, y al día siguiente se repite la escena, y al siguiente, se hace muy duro, y necesitas la compañía de alguien".
Es así de cruel y así de real.
Cuando eres joven, la soledad no te duele tanto, te haces fuerte y piensas que vas a poder ir contra el mundo, pero después es complicado y a veces tienes que renunciar a algo para conseguir estar con gente. Al fin y al cabo, eso también te convierte en mejor persona.