Poco antes del amanecer, cuando la luna halla dejado su sitio padre Sol, una lluvia de felicidad invadirá mi alma, por mis venas correrán mil flores cargadas de miel y el susurro del viento dará paso a un nuevo día que se encargará de invadir esperanza y motivo a mi vida. Porque me asomo a la ventana y me anima contemplar que el mundo sigue ahí, con sus edificios, sus parques, sus gentes, sus quehaceres todos juntos luchando por el bienestar social. Los pajarillos cantando alegres el nuevo día, como esperando ansiosos el despertar de sus queridos vecinos los humanos, y eso me motiva para seguir existiendo, porque estoy seguro que muy pronto todos vamos a entendernos, la igualdad primará en todos los espacios del planeta. Nuestros semejantes, el resto de los seres vivos, serán motivo de alegría inusitada porque viviremos todos juntos y en paz. Por eso estoy feliz y lleno de vitalidad, porque mi hermano se va a comprar una embarcación de pesca, porque dentro de un rato me voy a tomar un café, porque mis amigos se acuerdan de mí y yo de ellos al menos una vez al día, porque siempre hay alguien que nos quiere, porque si me asomo al balcón de mi casa veo vida, por tantos y tantos motivos merece la pena ser vivida, y confío plenamente en el mañana, sé que todo lo que ansío tanto lo tengo a mi lado, sólo con mirar el reloj y verlo latir, me tranquiliza. Y toda esa fuerza plena que hay en mi interior, la dejo aflorar como una amapola en el mes de Mayo, porque creo en mí, en mi cuarto, en mi viejo libro, en el anillo que llevo puesto, en los zapatos que me compré hace ya cuatro años. Por esto y por más, es por lo que amo tanto vivir, por tantas historias ya pasadas que me ayudan a emprender un nuevo viaje. Y cuando, dentro de poco, anochezca, la almohada será mi mejor compañera, y juntos volaremos por el sendero de la alegría y el sosiego. 21/09/2001