Paradojas de la vida, que una persona quiera darle uso al alcohol para reducir la ansiedad del momento, al final esta última aumente a largo plazo. Yo me refiero a personas que se refugian en eso, no a bebedoras sociales ni a quienes beben recién cuando ya están en una situación social con amistades (yo bebía solo), además que a esa gente el cuerpo no le pide alcohol constantemente luego de haber bebido (y aún así, nunca está demás tener un poco de cuidado). En cambio, una persona con trastorno de ansiedad generalizada -por ejemplo- termina cavando su propia tumba por culpa de la bebida si se refugia en ella todo el tiempo.
Pues bien, no solamente hay estudios que corroboran eso, sino que desde mi propia experiencia me he dado cuenta que es así. Cuento corto: Empecé a beber a los 17 años y medio (hace 8 años) para salir airoso (o creer salir) de ciertas situaciones sociales a las que me impuse enfrentar. Al cabo de un par de años, hasta para una púta cyberconversación tenía ansiedad y dificultades, a tal punto que "tuve" que aumentar la dosis.
Más adelante, no sólo vendrían problemas de ansiedad sino que también relacionados con la depresión (el alcohol es un gran depresor); y si en un principio incluso habría podido pecar de inmaduramente al sentirme "superior" por beber (no fue así, siempre repudié a la gente que se cree que por salir a beber es mejor que alguien que no lo hace), después terminé envidiando a las personas que no beben, y que son capaces de ir a un concierto y juntarse con personas desconocidas en estado de sobriedad. Me llegué a preguntar: "¿cómo es posible que hagan todo eso sin beber?". La respuesta era bastante obvia, pero a ese nivel terminé llegando que me parecía increíble. Cosas que, antes de entrar al mundo de la maldita bebida, podía hacer... con dificultades y la ansiedad presente, pero las podía hacer sin necesidad de tener que digerir una botella de licor.
Además, y quizás este sea el peor síntoma con la ansiedad, con la bebida tiendes a perder el pudor e incluso el sentido del ridículo. Cuando vuelves a la normalidad, junto con tener que soportar la desagradable resaca y el mal humor, recuerdas con mucha ansiedad y arrepentimiento las cosas que realizaste (las que puedes recordar). Si tuviste un apagón, tiendes a preocuparte por qué cosas hiciste, y cómo las tomaron las personas que te rodearon.
El resto ya es historia conocida, la adicción se sale de control. Tuve que rehabilitarme por eso el año pasado, ahora no bebo casi nunca pero cuando lo hago... ¡la ansiedad me come vivo! Me preocupo de qué cosas que, con la típica osadía obtenida con el licor, hice y van a traer (o trajeron) consecuencias negativas, o al menos puede existir el riesgo de ésto.
Por eso, el alcohol es el peor enemigo para gente con fobia social y/o ansiedad generalizada, y eso pasando por alto el caso de las personas que padecen depresión.
