Os saludo desde mi acondicionado lugar de entrenamiento en Valencia.
Encontré este foro gracias a la idiosincracia del destino. Mis músculos son tan potentes, que parecen la palanca y el punto de apoyo con el que alguien dijo que podía mover el mundo. Pero el destino es superior a esta fuerza y no puedo decidir en qué lugar del universo estaré de un día para otro.
Nah, qué demonios, voy a dejar que hablen ustedes, y me cuenten sus divertídas anécdotas mientras un negro me abanica.
Au revoir!