Es como describes, pero mucho peor.
Aislarse completamente no es algo tan malo como estar rodeado de gente pero estar aislado. Y eso es lo que suele pasar.
Llega un momento en tu vida en que todas las personas que te rodean no son sino simples caras, que todas supuestas aventuras que podrían pasar jamás pasan y que, en esa situación, tu vida se convriete en un ir y venir de historias que nunca significan nada, que no tienen fin porque nunca tuvieron principio.
Llega un momento en que sólo tienes conocidos o compañeros de trabajo. Ni les importas ni ellos te importan. Lo que digas queda en el vacío, lo que hagas no tendrá ninguna transcendencia en nadie. Lo que ellos te digan sólo quedarán como meros recuerdos.
Las conversaciones se reducen a un buenos días en el trabajo, a conversaciones laborales, a pláticas insulsas al ritmo de unas cervezas, a la celebración de un cumpleños donde te toca hacer de relleno, a la boda de alguien que te usará de caja y que en pocos meses no se acordará ni de ti.
Y mientras para los demás no es más que adornos que complementan sus historias con principio, nudo y desenlace; para ti representan capítulos del libro de tu vida, que al final acabará en la basura sin que nadie lo haya leído.
Y así transcurren los años, discurriendo sin significar nada. Como el agua discurre y se va por el desagüe del fregadero; como la arena se derrama entre los dedos.