Yo poseo una gran energía agresiva. Sin embargo, ese fue un punto muerto en mi forma de expresarme porque me aterraba mi propia ira interior. Más cuando la gente parece quererte por tu apariencia "bella y angelical. Sin embargo, la he ido aceptando poco a poco, pero más importante que eso, he aprendido a canalizarla para mi propio provecho.
Porque la agresividad es una manifestación de una energía poderosa que puede concretar nuestro sentido de autoafirmación, de combate, es una aliada de nuestro ser interno que como brazo armado, libera la batalla del día a día. Además, proporciona la fuerza, que, puesta al servicio de la inteligencia y la visión de futuro, nos impulsa y dirige a la consecución de nuestras metas.
Por supuesto, que manejada negativamente o permitiendo que nos controle a su antojo, ya sabemos cuales son sus nefastas concecuencias.
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