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10-sep-2011
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Mirad, os voy a hablar de mi situación. Poseo una enfermedad. Muchas veces he pensado: mira, tio, tú eres como esta gente que ves en la calle. No tienes dos piernas mutiladas, no estás ciego, no estás sordo, respiras como ellos, piensas como ellos, no tienes enfermedades limitadoras. Todo eso es verdad, menos la última afirmación.
A mi, a tí, a todos, nos gustaría decir que estamos sanos, que vivimos felices, que tenemos lo que nos hemos ganado. La realidad es que no es verdad. Lo cierto es que si estamos aquí es porque, de una manera u otra, unas circunstancias adversas se han puesto en nuestra contra y nos impidieron avanzar y vivir nuestras vidas como éstas "deberían" ser.
Yo nací mal. Sin saberlo, fui desarrollándome con una serie de taras que yo pensaba eran normales y que como resultaban, en un principio, invisibles para la gente, éstas no existían. Me equivoqué. Y, al crecer, el peso de estas cargas se hacía cada vez más asfixiante.
Cuando alcancé la adolescencia, los pelos, la barba, los genitales y el sexo entraron en mi vida. También lo hicieron la eritrofobia y el sudor. A día de hoy, con más de treinta años, siguen siendo un peso que, a veces, resulta difícil de llevar.
A pesar de la carga de optimismo con la que quiero llenar mi vida, he de reconocer que sigo pasando por momentos muy duros. Y que van a estar ahí siempre. Esto es necesario si queréis empezar a curaros. Aunque quizás la palabra "curación" no sea la correcta. Las enfermedades crónicas no se curan nunca pero se puede aprender a llevarlas con dignidad.
El enfermo de cáncer terminal no se va a curar (o tal vez sí, no es una ciencia exacta) nunca pero el camino para llevar los días que le queden es el del afrontamiento. Aceptando nuestras limitaciones aprendemos a vivir con ellas. Negándolas nos estaremos montando una película que más tarde o más temprano arruinará nuestras vidas.
Sigo explicando mi caso concreto. Hoy es un día estupendo con unos 28º de temperatura. El sol brilla y nada me gustaría más que correr y brincar, nadar y compartir la alegría de vivir con mis congéneres. Sin embargo, la realidad es que estoy en mi casa, pegado a la pantalla de TV con el ventilador puesto. ¿Por qué debería pensar que no estoy haciendo lo correcto? ¿Sólo porque la inmensa mayoría de personas hagan lo contrario?
Mirad, reconozco que la presión social es muy grande pero ellos no saben nada de nosotros. No lo digo con aire de elitismo o exclusividad. No, lo digo en serio. No podemos exigir a todo el mundo que sea comprensivo con algo que los que nos tratan o nosotros mismos difícilmente entendemos.
Yo he estado allí fuera. Me he ido de excursiones, he nadado, he corrido, he vivido como lo hacen los demás. Pero no me he sentido a gusto. He sufrido, he sudado (intensamente), he sido una carga para otros. Cuanto más me esforzaba más me odiaba a mí mismo, a Dios, a mis padres, a la sociedad, por contribuir a hacer de mí lo que soy. Pero no podemos ir exigiendo culpas.
Cada uno podrá hacer su leyenda personal, podremos pensar que la sociedad es malvada y que nosotros somos pobrecillos inocentes; descubriremos conspiraciones secretas en las que nuestros padres o la religión conspiraban para controlar nuestras vidas; inventaremos una lucha épica en contra de las "fuerzas del mal" para justificar así nuestras deplorables vidas: algo que me recuerda a mi lejana adolescencia.
Sin embargo, aquí pasa el tiempo y los culpables no son culpables y los síntomas siguen siendo síntomas y esto tiene que cambiar pero no cambia. Cambiemos nosotros, aceptemos que hay lugares que no podremos visitar. Y no digo este año, digo nunca. Que nadie es feliz eternamente y que, sin embargo, la felicidad está al alcance de todos, sea cual sea su condición. Y que la mente es capaz de aquietarse si se sabe como manejarla. Y que las angustias y frustraciones fruto de intentar alcanzar el balón que cuelga del armario no existirían si midiésemos metro ochenta. Pero no los medimos. Y eso no es malo, simplemente ES.
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Última edición por Verandris; 10-sep-2011 a las 16:12.
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10-sep-2011
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Como siempre más alto, pero nunca más claro se puede decir lo que dices. Me quedo con el titular:"aceptar la realidad como paso a la curación". No se puede de otro modo. No obstante, conviene aclarar que esa afirmación debe desligarse totalmente de una visión conformista. No se trata de conformismo, sino de conocerse para aplicarse a ser mejores en aquello que creemos poder optimizar.
Por desgracia, en la sociedad de consumo el individuo llega un momento en que siente que forma más parte de un parque automovilístico que de una sociedad humana. Se toma el cartel, pero se hace caso omiso de su contenido. Los medios agigantan las diferencias entre lo que presentan a nuestros ojos y la realidad, y consecuentemente nos ofrecen un modelo de sociedad totalmente alejado del más mínimo sentido común, y por qué no decirlo, del pudor, en todas sus vertientes. Asimilamos como normal que un presentador-maniquí que lee unos teletipos pase de una hipócrita pesadumbra al hablar de una catástrofe natural con miles de muertos a otra hipócrita alegría al informar sobre lo bien que se lo pasó ayer CR7 jugando al minigolf con su novieta. Que digo yo qué me importará lo que haga el tío ese.
El caso es que las limitaciones físicas a veces se agrandan con algunas psíquicas que nos acabamos imponiendo, o mejor dicho, que nos ayudan a imponernos. Mientras la cabeza esté bien, el resto está bien, pues más petróleo no se puede quitar. Es cuando falla la mente a pesar de una situación envidiable cuando uno se debe poner manos a la obra. No lo digo por tu caso, sino que me aplico el cuento a mí mismo, que me he estado poniendo excusas mentales a muchas cosas a lo largo de mi vida, quizás influenciado por otros, entre ellos familiares. Tú te debates entre abrirte a lo que gusta a los demás o reafirmarte en tu puesto de control. Sinceramente, en las fases más jodidas por las que pasé los gustos y formas de actuar de la gente me hacían vomitar, me producían picor y unas ganas de llegar a casa y asirme como nunca a mi inviolabe espacio vital de 4x3. Sin embargo, he de decir que he intentado sobreponerme a todo ello, y aunque no soporto todavía ciertas cosas, me he vuelto más tolerante a toda la carnavalada social, y sobre todo, me he exigido menos a mí mismo.
La verdad es que me encuentro especialmente espeso escribiendo hoy, pero espero haber transmitido lo más básico que tenía pensado transmitir, sobre todo la comprensión que mana de la identificación con tu testimonio. Buen fin de semana.
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10-sep-2011
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Cita:
Iniciado por Verandris
Mirad, os voy a hablar de mi situación. Poseo una enfermedad. Muchas veces he pensado: mira, tio, tú eres como esta gente que ves en la calle. No tienes dos piernas mutiladas, no estás ciego, no estás sordo, respiras como ellos, piensas como ellos, no tienes enfermedades limitadoras. Todo eso es verdad, menos la última afirmación.
A mi, a tí, a todos, nos gustaría decir que estamos sanos, que vivimos felices, que tenemos lo que nos hemos ganado. La realidad es que no es verdad. Lo cierto es que si estamos aquí es porque, de una manera u otra, unas circunstancias adversas se han puesto en nuestra contra y nos impidieron avanzar y vivir nuestras vidas como éstas "deberían" ser.
Yo nací mal. Sin saberlo, fui desarrollándome con una serie de taras que yo pensaba eran normales y que como resultaban, en un principio, invisibles para la gente, éstas no existían. Me equivoqué. Y, al crecer, el peso de estas cargas se hacía cada vez más asfixiante.
Cuando alcancé la adolescencia, los pelos, la barba, los genitales y el sexo entraron en mi vida. También lo hicieron la eritrofobia y el sudor. A día de hoy, con más de treinta años, siguen siendo un peso que, a veces, resulta difícil de llevar.
A pesar de la carga de optimismo con la que quiero llenar mi vida, he de reconocer que sigo pasando por momentos muy duros. Y que van a estar ahí siempre. Esto es necesario si queréis empezar a curaros. Aunque quizás la palabra "curación" no sea la correcta. Las enfermedades crónicas no se curan nunca pero se puede aprender a llevarlas con dignidad.
El enfermo de cáncer terminal no se va a curar (o tal vez sí, no es una ciencia exacta) nunca pero el camino para llevar los días que le queden es el del afrontamiento. Aceptando nuestras limitaciones aprendemos a vivir con ellas. Negándolas nos estaremos montando una película que más tarde o más temprano arruinará nuestras vidas.
Sigo explicando mi caso concreto. Hoy es un día estupendo con unos 28º de temperatura. El sol brilla y nada me gustaría más que correr y brincar, nadar y compartir la alegría de vivir con mis congéneres. Sin embargo, la realidad es que estoy en mi casa, pegado a la pantalla de TV con el ventilador puesto. ¿Por qué debería pensar que no estoy haciendo lo correcto? ¿Sólo porque la inmensa mayoría de personas hagan lo contrario?
Mirad, reconozco que la presión social es muy grande pero ellos no saben nada de nosotros. No lo digo con aire de elitismo o exclusividad. No, lo digo en serio. No podemos exigir a todo el mundo que sea comprensivo con algo que los que nos tratan o nosotros mismos difícilmente entendemos.
Yo he estado allí fuera. Me he ido de excursiones, he nadado, he corrido, he vivido como lo hacen los demás. Pero no me he sentido a gusto. He sufrido, he sudado (intensamente), he sido una carga para otros. Cuanto más me esforzaba más me odiaba a mí mismo, a Dios, a mis padres, a la sociedad, por contribuir a hacer de mí lo que soy. Pero no podemos ir exigiendo culpas.
Cada uno podrá hacer su leyenda personal, podremos pensar que la sociedad es malvada y que nosotros somos pobrecillos inocentes; descubriremos conspiraciones secretas en las que nuestros padres o la religión conspiraban para controlar nuestras vidas; inventaremos una lucha épica en contra de las "fuerzas del mal" para justificar así nuestras deplorables vidas: algo que me recuerda a mi lejana adolescencia.
Sin embargo, aquí pasa el tiempo y los culpables no son culpables y los síntomas siguen siendo síntomas y esto tiene que cambiar pero no cambia. Cambiemos nosotros, aceptemos que hay lugares que no podremos visitar. Y no digo este año, digo nunca. Que nadie es feliz eternamente y que, sin embargo, la felicidad está al alcance de todos, sea cual sea su condición. Y que la mente es capaz de aquietarse si se sabe como manejarla. Y que las angustias y frustraciones fruto de intentar alcanzar el balón que cuelga del armario no existirían si midiésemos metro ochenta. Pero no los medimos. Y eso no es malo, simplemente ES.
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hay que vivir la vida como si de un momento a otro nos diagnosticasen una emfermedad terminal.No quiero llegar a loas 70 años y pensar: "que tonta fui de no disfrutar lo suficiente, y ahora con 70 años mi cuerpo no me permite hacer lo que quise en cada momento de joven"
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11-sep-2011
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La ignorancia nos proporciona la bendicion de la felicidad. No conozco a nadie inteligente que sea totalmente feliz.
Cuanto mas se ignoran las consecuencias de tus actos, menos tienes en cuenta estas.
Cuanto mas consciente eres , mas te preocupas por las implicaciones de estas.
Yo no pretendo canviar mi forma de ser ... solo aceptarme a mi misma , para saber aceptar asi a los demas.
Siempre he procurado respetar toda forma de ser y de pensamiento...pero eso se dificulta mucho cuando no me permiten ser yo misma o no me respetan.
Creo que solo son elucubraciones...
Pero no creo que persiga una curacion si no mas bien una aceptacion.
bye!!
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11-sep-2011
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Cita:
Iniciado por casiviva
Pero no creo que persiga una curacion si no mas bien una aceptacion.
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Totalmente de acuerdo con eso! Estoy harta de que todo el mundo me diga o me haga entender que está mal ser como soy. Todos, incluso gente de mi propia familia... quienes se supone que deberían apoyarme... Y no quiero cambiar, no quiero ser social ni nada de lo que eso conlleva. Sólo quiero vivir mi vida molestando lo menos posible a los demás, hacer lo que tenga que hacer y que nadie me juzgue ni se meta conmigo por ser diferente.
Cansa que todos te digan que tienes que cambiar. Creo que me sentiría mucho mejor si esto que nos pasa fuese aceptado. Entonces creo que podría sobrellevarlo porque simplemente sería una particularidad, una timidez extrema que me haría pasar nervios y con la que puede que aprendiese a lidiar e incluso con el tiempo disminuir.
Ya sé que no se debe culpar a los demás de lo que me pasa pero, aunque siempre fui tímida, el contacto con la "gente" es lo que me ha hecho volverme aún más introvertida y cerrada. No quiero cambiar, puede que sí mejorar algunas habilidades pero no cambiar, no quiero ser social. Sólo quiero que me acepten y me respenten, eso es todo. Tal vez, como dice casiviva, el primer paso sea aprender a aceptarme a mí misma.
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11-sep-2011
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Totalmente deacuerdo Brenna!!
Creo que lo primordial es aceptarnos a nosotros mismos.
Yo tampoco quiero cambiar, quiero poder ser yo misma si juicios ni prejuicios.
Esta claro que necesitamos pulir algunos aspectos y aprender a lidiar como bien dices, pero tambien tenemos derecho a ser aceptados y no deberiamos ser los unicos que hacen concesiones.
La sociedad en general debe aprender a aceptar a las personas y no a intentar " integrarlas ".
El mundo esta lleno de matices, colores y puntos de vista y eso es la sal de la vida.
El hecho de que nos quieran a todos homogeneos y maleables no hace si no reafirmar mis ganas de ser diferente.
Animo!!
Bye!
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12-sep-2011
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Rashkolnikov: como siempre, un placer hablar con alguien que tiene la habilidad de expresarse con maestría. Sobre el parque automovilístico, efectivamente, y cada vez más. Vivimos en el mundo de las apariencias por más que nos hayamos empeñado en negarlo. Los destellos diamantinos nos han cegado y nos hacen valorar a personas por sus ropas, por su piel y sus pinturas "de guerra". No vamos más allá. Igual porque nos da miedo.
El problema que hay con CR7 y los suyos es que quieren que bailemos a su son. Cuantos clones de CR7 veo a lo largo del día y cuantas veces se nos advierte "¡Sé tú mismo!" El problema es cuando ser tú mismo se convierte en un lastre y quedas aislado de la tribu humana. Y ahí paso a casiviva...
Casiviva: Dices: "la sociedad en general debe aprender a aceptar a las personas y no a intentar integrarlas". El problema es que eso no aparece en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. De todas formas, ya ves tú el caso que se le hace generalmente a ese tocho de papelajos.
Me alegra que defiendas con optimismo los matices, los colores y las multiplicidades pero cuando eres colocado en el campo de concentración de la indiferencia por llevar una camisa que marca un poco tus michelines, entonces los colores se van a hacer puñetas y sólo hay "ellos" y "nosotros". Y pobre de quien esté en el lado de "ellos". Nosotros.
Brenna: es tarea difícil la que comentas. La aceptación, esa es la tarea pendiente. Afortunadamente, tu familia dejará de molestar cuando se de cuenta de que tú eres feliz así. Hay que aguantar. Jugamos en primera división, ten eso muy en cuenta. Existen vidas más fáciles.
Yuju: esa es la idea. La muerte nos pone a todos en estado de guerra. El problema es si vamos a ser capaces de sobrellevar la ansiedad y el desgaste inherentes a ese estado.
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12-sep-2011
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Verandris...solo decirte que si y no .
He llegado a un punto donde ya me da igual si todo se va al garete...Africa se muere al igual que millones de personas de hambre o por conflictos armados o por que su sanidad no lo cubre...y al resto del planeta , no solo le da igual sino que lo aprovechan en propio beneficio o simplemente giran la cara.
Ante este panorama...yo prefiero girar la cara a esta sociedad elitista y desalmada.
Prefiero relacionarme con personas maravillosas y llenas de matices como las de este foro. Donde se puede conversar y reirse y aunque sea a distancia...sentirme viva, y no casi viva .
Animate!! de corazon!!
bye!!
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