1.
No te sientas ofendido.
Lo que te ofende sólo contribuye a debilitarte. Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontraras cada dos por tres. Es tu ego en plena acción, convenciéndote de que el mundo no debería ser como es. Por supuesto, actúa para mejorar el mundo (si quieres), pero no te sientas ofendido. Sentirse ofendido crea la misma energía destructiva que te ofendió, y que lleva al ataque, al contraataque y a la guerra.
Tú decides. Si quieres contribuir a mejorar tu vida: no te ofendas; si quieres contribuir a empeorar tu vida: ¡oféndete todo lo que puedas el máximo número de veces posible!
2.
Libérate de la necesidad de ganar.
Al ego le encanta dividirnos entre ganadores y perdedores. Empeñarte obstinadamente en ganar es un método infalible para que te sientas miserable, porque, en ultima instancia, es imposible ganar todo el tiempo. (Casi) siempre habrá alguien más rápido, más joven, más fuerte, más listo y con más suerte que tú, y siempre volverás a sentirte insignificante y despreciable. Tú no eres tus victorias. Puede que te guste la competición y que te diviertas en un mundo en el que ganar lo es todo, pero no tienes por qué estar allí con tus pensamientos.
3.
Libérate de la necesidad de tener razón.
Olvidarse de la necesidad de tener siempre razón en las discusiones y las relaciones es como decirle al ego: "No soy tu esclavo". He visto personas dispuestas a morir antes que dejar de tener razón. He visto como acababan relaciones maravillosas por la necesidad de ciertas personas de llevar siempre la razón. Te propongo que te olvides de esta necesidad impulsada por el ego parándote en medio de una discusión para preguntarte: "¿Que quiero? ¿Ser feliz o tener razón?"
4.
Libérate de la necesidad de ser superior.
No valores a los demás (ni a ti mismo) basándote en su aspecto, sus logros, posesiones y otras gilipolleces impuestas por el ego. Si para ti ser superior es una necesidad, te sentirás mal cuando no lo seas, lo cual, lógicamente, ocurrirá en un 99% de las ocasiones. Así que te sentirás inferior en un 99% de las ocasiones, y esto te llevará a la hostilidad y al resentimiento.
5.
Liberate de la necesidad de tener más.
La cantinela del ego es "más". Por mucho que logres o adquieras, tu ego insistirá en que no es suficiente. Te verás luchando continuamente (y absurdamente) por algo que nunca conseguirás, pues "más" apunta al infinito. Cuando estás desapegado de esa absurda necesidad, te das cuenta de lo poco que necesitas para sentirte satisfecho y en paz.
6.
Libérate de la necesidad de identificarte con tus logros.
Puede resultar un concepto difícil si piensas que tú y tus logros sois lo mismo. Tú no eres ese cuerpo y sus logros. Eres el observador. Lo que has conseguido no sólo ha dependido de ti, sino del azar o la suerte. El mismo hecho de que estés leyendo esto o de que padezcas ansiedad es fruto, sobre todo, del azar. Si hace 10 años te hubieras levantado 10 minutos más tarde, ahora mismo podrías estar en la otra punta del mundo, ser astronauta, o te podría haber atropellado un camión y ya estarías muerto. Tú eres el presente, y esa es tu única responsabilidad. Si te identificas con tus logros, te sentirás bien cuando hagas algo bueno y útil y te sentirás una mierda cuando hagas algo estúpido o malo. Tú eliges.
7.
Libérate de tu fama.
La fama que tienes no esta localizada en ti, sino en la mente de los demás y, por consiguiente, no ejerces ningún control sobre ella. Si hablas con treinta personas, tendrás treinta famas distintas. Si tu meta consiste en demostrarles a los demás tu superioridad y autoridad, y dedicas tu energía a intentar ganar una fama extraordinaria entre el ego de los demás, estás perdiendo el tiempo intentando controlar algo que no depende de ti y que, por lo tanto, jamás lograrás controlar. Deja que otros discutan sobre tu fama; no tiene nada que ver contigo. Ocúpate solamente de intentar ser feliz.
Para terminar: Acéptate
incondicionalmente a ti, a los demás y al mundo o a lo que ocurre. Deja de creer (si aún lo haces) que tu felicidad depende exclusivamente de lo que te sucede en la vida; tu felicidad depende, sobre todo, de
cómo interpretas lo que te sucede en la vida.