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Antiguo 06-oct-2012  

de estar fuera del cuerpo? o engaños del cerebro?



Experiencias extracorporales: Engaños de nuestro cerebro?





En el año 1955, mientras realizaba una operación de epilepsia, el neurocirujano canadiense Wilder Penfield estimuló una zona del cerebro de su paciente que le provocó un sobresalto.





“Estoy abandonando mi cuerpo”
aseguró el sujeto mientras el médico estimulaba eléctricamente su giro angular.






Aquella fue la primera demostración de que muchas de las impresiones supuestamente paranormales que experimentan algunas personas tienen una base neurológica que puede explicar el fenómeno.

Décadas de experimentos y estimulación cerebral han llevado a los neurocientíficos a identificar las zonas del cerebro y los procesos que entran en acción durante una de estas experiencias.

Abducciones, encuentros demoníacos, auras y demás experiencias místicas pueden tener una explicación científica algo más prosaica pero no menos fascinante.

Éstas son algunas de las respuestas que da la neurociencia.


“Estoy en el techo”



“Si nos estimulan la corteza parietal derecha con un electrodo (mientras estamos despiertos y conscientes)”, escribe el prestigioso neurocientífico V. S. Ramachandran, “por un instante parecerá que flotamos cerca del techo y veremos nuestro cuerpo abajo”.

La experiencia de abandonar el propio cuerpo no sólo está asociada con las vivencias cercanas a la muerte, el consumo de algunas drogas como la ketamina o situaciones extremas como las que viven los pilotos de caza, también ha sido recreada en el laboratorio.

La clave está en estimular una zona concreta del hemisferio derecho del cerebro conocida como giro angular.




Siguiendo los pasos del pionero Wilder Penfield, el neurólogo suizo Olaf Blanke, del Hospital Universitario de Ginebra, ha comprobado los efectos de la estimulación de esta zona en alguno de sus pacientes. En diciembre del año 2000, una mujer de 43 años llamada Heidi entró en el quirófano del doctor Blanke para tratar de encontrar una solución a su epilepsia.

Como en otros muchos casos, los médicos colocaron decenas de electrodos en su cerebro y los fueron activando alternativamente hasta llegar al giro angular. La mujer se detuvo entonces y les dijo a los doctores que se encontraba en el techo del quirófano y que veía su propio cuerpo desde allí arriba. “Estoy en el techo”, exclamó, “estoy mirando hacia abajo, a mis piernas. Les veo a los tres”.

En el año 2007, The New England Journal of Medicine publicó una experiencia parecida a cargo de médicos británicos y holandeses.

Una mujer de 63 años aquejada de tinnitus (un ruido persistente en el oído) reportó que estaba saliendo de su cuerpo cuando los electrodos estimularon su giro angular, y que se encontraba a sí misma desplazada 50 centímetros por detrás de su cuerpo y un poco a la izquierda. Las experiencias duraban alrededor de 17 segundos y se descartó cualquier efecto placebo.




¿Qué sucede durante estos breves períodos de tiempo en que uno se siente fuera de su cuerpo? Los científicos aseguran que estas áreas del cerebro están directamente relacionadas con la percepción que tenemos de nosotros mismos, la orientación y el equilibrio vestibular.

Una estimulación del giro angular derecho puede alterar esta percepción y provocar esta especie de ilusión de encontrarse fuera de uno mismo. ¿Y las personas que lo experimentan sin estimulación “artificial” de la zona?

“Una explicación del fenómeno”, escribe Sandra Blakeslee en su libro “El mandala del cuerpo” (La liebre de marzo, 2009), “es la alteración en el flujo sanguíneo.

Grandes arterias convergen cerca del giro angular dentro de nuestro cerebro. Si algo comprime esta área, nuestras sensaciones corporales pueden llegar a desorientarse. Podemos llegar a sentir que nuestro cuerpo está flotando sobre la mesa de operaciones o la escena de un accidente de tráfico”.







Una luz al final del túnel






James Whinnery es cirujano de la Marina estadounidense y lleva desde los años 70 realizando pruebas con pilotos de cazas. Para ello utiliza una centrifugadora con un brazo de 15 metros y una pequeña cabina que gira a toda velocidad y simula las fuerzas G que tienen que soportar los pilotos durante el vuelo.

Durante los últimos veinte años, Whinnery ha sometido a la prueba a más de 500 pilotos para estudiar el fenómeno conocido como “black out”, el momento en que el cerebro de los pilotos empieza a quedarse sin oxígeno, se produce la visión de túnel y terminan perdiendo el conocimiento.

De los 500 pilotos, al menos 40 vivieron la experiencia de salir de su propio cuerpo y algunos relatan experiencias parecidas a las cercanas a la muerte.

Durante las pruebas, los pilotos han llegado a alcanzar hasta 12G durante unos instantes, cerca del límite que les provocaría la muerte. Cada desmayo dura un promedio de entre 12 y 24 segundos y los pilotos relatan experiencias parecidas a las que otros compañeros han vivido alguna vez en vuelo: verse fuera del avión, sentado en un ala, o colocados junto encima de la cabina mientras se ven a sí mismos desde arriba. Entre el 10 y el 15% relatan experiencias similares a las cercanas a la muerte, con la característica luz al final de un túnel.




Esta experiencia tan común entre las personas que han sobrevivido a un accidente grave aún no tiene una explicación oficial, pero son muchos los indicios que apuntan a que la respuesta está en el cerebro. Algunos investigadores, como el doctor Richard Strassman, de la Universidad de Nuevo México, aseguran que la glándula pineal segrega un alucinógeno natural llamado Dimetiltriptamina (DMT) que produciría la experiencia del túnel y las visiones.

Otros, como el doctor Birk Engmann, de la Universidad de Leipzig, aseguran que la ausencia de riego sanguíneo (anoxia) está detrás del carrusel de visiones que se desatan en el momento que precede a la muerte.

La sensación placentera o de euforia, también descrita por los pilotos antes de los desmayos, se atribuye a la segregación de sustancias como la dopamina o la serotonina, aunque aún no está claro cuál es la respuesta exacta que está detrás de todos estas experiencias.

La doctora Willoughby B. Britton, de la Universidad de Arizona, ha hecho un estudio que plantea una tesis aún más atrevida.

Para su experimento tomó a 23 sujetos que habían tenido una experiencia cercana a la muerte y un grupo de control sin experiencia ni ningún tipo de estrés post-traumático.

Tras escanear sus cerebros mientras dormían, descubrió que los patrones de sueño de unos y otros eran muy diferentes y encontró que una parte significativa (hasta un 20%) de los que habían visto la luz al final del túnel mostraban el mismo patrón en el lóbulo temporal que los enfermos de epilepsia y mayor actividad en la zona asociada con las vivencias místicas y religiosas.

En su opinión, estas diferencias son significativas e indican que la diferencia de actividad en el lóbulo temporal tiene que ver con las alucinaciones generadas durante las experiencias cercanas a la muerte.






¿Auras? ¿Energía? No, sinestesia



Si hacemos caso a los parapsicólogos, parece que los seres humanos caminamos por la vida irradiando un halo de “energía vital” a nuestro alrededor que ellos conocen como “aura”.

Aparte de que la existencia del alma o de los “chakras” no se sostiene empíricamente, la ciencia empieza a encontrar otras posibles explicaciones a la percepción del fenómeno en algunas personas, relacionadas con una propiedad del cerebro conocida como sinestesia.

El grupo de investigación de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Granada lo define como “una facultad poco común que tienen algunas personas, que consiste en experimentar sensaciones de una modalidad sensorial particular a partir de estímulos de otra modalidad distinta”. Es decir, personas que ven una letra o una nota musical y la asocian automáticamente a un color, entre otras sensaciones.

Un estudio publicado en 2004 por el doctor Jamie Ward, de la Universidad de Londres, documentaba el caso de una paciente capaz de identificar auras de colores sobre las personas debido a un caso de sinestesia emoción-color.




A pesar de que ella no creía tener ningún tipo de poder sobrenatural, identificaba las personas a las que conocía con un color determinado y esta respuesta emocional le hacía ver un “aura” alrededor de ellos cuando los tenía frente a sí. Algunos neurocientíficos se plantean si este modo de sinestesia no puede estar detrás del fenómeno conocido durante siglos como aura. De este modo, lejos de tener que ver con vagas energías y espíritus indetectables, el aura tendría su origen en una peculiaridad del lóbulo parietal de algunas personas.

En cualquier caso, cada vez que se ha sometido públicamente a prueba la supuesta capacidad de uno de los autoproclamados “detectores de auras” los resultados han dado la razón a los escépticos.

El mago James Randi llevó a uno de estos individuos a su programa y no fue capaz de asociar correctamente las personas que se escondían detrás de un biombo con sus respectivos halos energéticos.

En otros casos, los supuestos videntes no han sido capaces de saber siquiera que lo que se escondía detrás del biombo no era una persona sino un maniquí.




Íncubos, abducciones y falsos recuerdos




Algunas de las experiencias esotéricas más conocidas tienen como protagonistas a los llamados “visitantes de dormitorio”.

Criaturas demoníacas que poseen nuestro cuerpo, alienígenas que nos secuestran en mitad de la noche y nos someten a todo tipo de pruebas o vejaciones.

Afortunadamente, si usted ha tenido una de estas experiencia parece casi descartado que sufra un trastorno mental grave.

Lo que indica la ciencia es que casi con total certeza ha sido víctima de un episodio de “parálisis del sueño” y de una alucinación hipnogógica.

Mientras dormimos, nuestro cuerpo queda parcialmente paralizado, entre otras cosas, para evitar sobresaltos innecesarios y que nos pongamos a dar pedales si soñamos que estamos subiendo el Tourmalet. En ocasiones, en este estado “hipnogógico”, la persona recobra momentáneamente la conciencia y sigue paralizado durante un buen rato.




En este estado entre la vigilia y el sueño se producen alucinaciones bien documentadas en los laboratorios del sueño. La persona no se puede mover y siente que la trasladan o que seres imaginarios la secuestran y manipulan.

Aunque la víctima asegura estar despierta y recordar todo lo que sucedía a su alrededor, los experimentos demuestran que buena parte de los sujetos ni siquiera abre los ojos.

Estas alucinaciones han sido interpretadas de diferente manera en función de la época y la cultura. Durante siglos, en Europa, las víctimas de este fenómeno hablaban de visitas de íncubos y súcubos, o de brujas que les llevaban a volar en plena noche.

En China se interpreta como la visita de un fantasma inoportuno, en Nigeria es un “demonio en tu espalda” y en Turquía es una criatura que se sienta en el pecho y roba la respiración.

En la sociedad occidental, al cambiar los parámetros culturales, se cree que muchos de los testimonios de supuestas abducciones alienígenas no son más que una reinterpretación de este mito causado por la parálisis del sueño y por el fenómeno de los “falsos recuerdos”.



Jesucristo en una tostada





La evolución de nuestro cerebro le ha llevado a desarrollar algunas características muy peculiares pero esenciales para nuestra supervivencia.

Por un lado tiende a recopilar los fragmentos de información y a completar los huecos, y por otro es especialmente bueno en el reconocimiento de caras.

Éstas y otras características explican un fenómeno conocido como “pareidolia”, el que lleva a algunas personas a distinguir la cara de un santo en las humedades del techo o los ojos y la boca del hombre en la Luna.

Es decir, vemos caras o patrones reconocibles donde sólo hay estímulos al azar.




Nuestra capacidad para juntar información e interpretarla puede habernos proporcionado una ventaja evolutiva.

Para explicarlo, siempre se pone el ejemplo del hombre primitivo que ve varias manchas amarillas tras un matorral y cuyo cerebro decide interpretar que detrás hay un tigre: es probable que el que no reuniera la información a tiempo no consiguiera que sus genes llegaran muy lejos.

Por otro lado, la capacidad para reconocer caras frente a cualquier otra disposición geométrica en el espacio, se ha comprobado sistemáticamente en los bebés y tiene un componente innato.

De acuerdo con la neurociencia, el fenómeno psicológico de la pareidolia está detrás de experiencias paranormales tan variadas como las apariciones marianas, la visión de ovnis o las experiencias con fantasmas.

Como sucedía con las visiones de dormitorio, tendemos a interpretar estos sucesos en función de unos patrones culturales que ya tenemos y que el cerebro utiliza a modo de filtro. Este tipo de ilusiones no son solo visuales, sino también auditivas.

El famoso experimento del psicólogo Christopher French, que en España emula con gran éxito el periodista Luis Alfonso Gámez, consiste en reproducir un fragmento al revés de una canción de Led Zepelin ante un auditorio. Cuando el experimentador da unas pautas para interpretarlo en términos satánicos, nuestro cerebro ya no puede dejar de oírlo.

Todos estos fenómenos, y muchos otros, empiezan a ser aclarados a la luz de la neurociencia y otras ramas experimentales.

Aún queda un largo camino por recorrer, pero el conocimiento de nuestro cerebro permitirá algún día conocer perfectamente los mecanismos que nos llevan a extremos como la visión de alienígenas, fantasmas y a generar todo tipo de supersticiones.

Hasta entonces, no podemos más que agarrarnos a lo que dicen los experimentos y los hechos que se pueden probar en un laboratorio. Si existe algo real fuera de nuestras propias imaginaciones, sin duda se investigará.

Por lo tanto habrá que descartar todo aquello que se mueve en esa difusa frontera que separa nuestras creencias de las alucinaciones.
 
Antiguo 06-oct-2012  

Cita:
Iniciado por diegofernando_78 Ver Mensaje
Íncubos, abducciones y falsos recuerdos




Algunas de las experiencias esotéricas más conocidas tienen como protagonistas a los llamados “visitantes de dormitorio”.

Criaturas demoníacas que poseen nuestro cuerpo, alienígenas que nos secuestran en mitad de la noche y nos someten a todo tipo de pruebas o vejaciones.

Afortunadamente, si usted ha tenido una de estas experiencia parece casi descartado que sufra un trastorno mental grave.

Lo que indica la ciencia es que casi con total certeza ha sido víctima de un episodio de “parálisis del sueño” y de una alucinación hipnogógica.

Mientras dormimos, nuestro cuerpo queda parcialmente paralizado, entre otras cosas, para evitar sobresaltos innecesarios y que nos pongamos a dar pedales si soñamos que estamos subiendo el Tourmalet. En ocasiones, en este estado “hipnogógico”, la persona recobra momentáneamente la conciencia y sigue paralizado durante un buen rato.

En este estado entre la vigilia y el sueño se producen alucinaciones bien documentadas en los laboratorios del sueño. La persona no se puede mover y siente que la trasladan o que seres imaginarios la secuestran y manipulan.

Aunque la víctima asegura estar despierta y recordar todo lo que sucedía a su alrededor, los experimentos demuestran que buena parte de los sujetos ni siquiera abre los ojos.

Estas alucinaciones han sido interpretadas de diferente manera en función de la época y la cultura. Durante siglos, en Europa, las víctimas de este fenómeno hablaban de visitas de íncubos y súcubos, o de brujas que les llevaban a volar en plena noche.

En China se interpreta como la visita de un fantasma inoportuno, en Nigeria es un “demonio en tu espalda” y en Turquía es una criatura que se sienta en el pecho y roba la respiración.

En la sociedad occidental, al cambiar los parámetros culturales, se cree que muchos de los testimonios de supuestas abducciones alienígenas no son más que una reinterpretación de este mito causado por la parálisis del sueño y por el fenómeno de los “falsos recuerdos”.

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A mi me suele ocurrir eso muy esporádicamente, pero hace diez años, cuando comenzó, era una cosa escalofriante de casi todos los días y cuya causa desconocía. En verdad pensaba que lograba salir de mi cuerpo, aunque poco a poco fui dándome cuenta de que estaba atrapado en una posición fija, no fuera, sino dentro. Al principio pensé que todo eso era debido a mi ansiedad excesiva, pero no fue sino hasta ocho años más tarde que me diagnosticaron la causa: mi estorbosa narcolepsia. El sueño patológico excesivo lleva incluida entre su sintomatología la parálisis del sueño. Aunque la verdad, ser conciente de lo que ocurre cuando ocurre no hace que sea mucho más llevadero; muchas veces me llego a desesperar "forcejeando" por mover mi cuerpo mientras mi vista apunta en una sola dirección. Y lo curioso del caso es que este fenómeno por fuerza me ocurre cuando duermo de día con mucha iluminación natural. De noche, o con luz artificial, jamás me ha ocurrido.

Soy un estuche de monerías . Ojalá fueran experiencias paranormales verdaderas; alguna utilidad les hallaría .
 
Antiguo 06-oct-2012  

Cita:
Iniciado por ultimatum Ver Mensaje
A mi me suele ocurrir eso muy esporádicamente, pero hace diez años, cuando comenzó, era una cosa escalofriante de casi todos los días y cuya causa desconocía. En verdad pensaba que lograba salir de mi cuerpo, aunque poco a poco fui dándome cuenta de que estaba atrapado en una posición fija, no fuera, sino dentro. Al principio pensé que todo eso era debido a mi ansiedad excesiva, pero no fue sino hasta ocho años más tarde que me diagnosticaron la causa: mi estorbosa narcolepsia. El sueño patológico excesivo lleva incluida entre su sintomatología la parálisis del sueño. Aunque la verdad, ser conciente de lo que ocurre cuando ocurre no hace que sea mucho más llevadero; muchas veces me llego a desesperar "forcejeando" por mover mi cuerpo mientras mi vista apunta en una sola dirección. Y lo curioso del caso es que este fenómeno por fuerza me ocurre cuando duermo de día con mucha iluminación natural. De noche, o con luz artificial, jamás me ha ocurrido.

Soy un estuche de monerías . Ojalá fueran experiencias paranormales verdaderas; alguna utilidad les hallaría .
muy bueno! gracias por tu aporte

conozoco la narcolepsia y a quienes la padecen tb...

de mi parte desde muy pero muy joven experimenté controlar cuando despertar en los sueños, o controlar al 100% el sueño, o sea estar conciente

lo peor q me sucedió una vez, era sentir q despertaba, pero en realidad era otro sueño, asi una y otra vez... horrible

hasta q finalmente desperté

creo q a veces no es posible "engañar" al cuerpo si está muy cansado o si realmente necesita dormir

a veces tb influye mucho como dices, las condiciones en q se duerme, o la alimentación, o lo q hemos leído, visto, etc

como dato extra, dicen q es imposible "leer" durante un sueño, lo tomé como un desafío y logré leer en los sueños, pero es MUY dificil de controlar

a veces veo q las letras se mezclan jejej, imposible de leerlas, o las veo, pero no logro descifrarlas

éso sucede porq el hemisferio cerebral del sueño es distinto del de la lectura, pero como aprendí usar partes del cerebro q no son comunes usarlas para otras cosas... supe que era posible también enseñar a ése hemisferio leer en los sueños

precisamente de despierto... aprendí a usar partes del cerebro para hablar, porq mi otra parte, la responsable del habla... bueno deja mucho q desear en mi caso, ya q soy tartamudo crónico... (cual trastorno he controlado casi en un 90% )

la ventaja q tengo es q soy zurdo, así q tengo mas desarrollado el hemisferio cerebral a diferencia de la mayoría de las personas

otra ventaja como dije antes... tomé como desafío aprender a usar otras partes del cerebro, así q desarrollé tecnicas de movilidad independientes, por ej, hacer un movimiento con una mano y otra muy distinta o en sentido inverso con la otra mano, o con el pie al mismo tiempo, etc

por ej, puedo usar dos mouses o ratones de ordenador al mismo tiempo uno en cada mano en distintos ordenadores ;)

comenzé a practicar todo ésto desde muy peque, como dije, creo q mientras mas grande, mas difícil se hace

una habilidad q perdí, era escribir al revés, tal como davinci, desde derecha a izquierda y con las letras al revés, como reflejadas en un espejo, lo hacía automáticamente, sin esfuerzo, ahora ya no puedo... toda una historia personal en ése tema... como dije, era muy peque, creía q mi cerebro tenía límites y un tiempo dejé de hacer tales cosas, tratando de "atontarme" ... en muchos aspectos lo logré

algo q aun hago sin esfuerzo es leer al revés, o sea con el libro "patas para arriba", también, toda una historia personal con ése tema... q ni qiero recordar, traumas asociados a la tartamudes... y yo tratando de "curarla" mediante distraer al cerebro, leyendo al revés, etc, mas otras técnicas q utilicé... commo por ej, simular tener un títere en la mano q hablaba por mí, para facilitar mi habla al leer...

toda una historia je

saludos!
 
Antiguo 16-oct-2012  







 
Antiguo 16-oct-2012  

Creo que el hecho de soñar demuestra la capacidad de somatizacion de la mente.
 
Antiguo 16-oct-2012  

Qué ineteresante post, Diego. Yo también tengo facilidad para tener sueños lúcidos. Aunque no los controlo tanto cómo quisiera, a menudo me pasa eso del falso despertar. Creo haber despertado y sin embargo he saltado a otro sueño. A veces dudo, en verdad es cuando debería descubir que estoy soñando pues en estado de vigilia uno nunca dudará. Lo normal es que sean de pocos minutos e incluso a veces, de pocos segundos. Aunque en alguna ocasión he tenido sueños realmente largos. Y sí, nada que ver con los viajes astrales, yo también pienso que eso es producto del cerebro, yo me he visto a mí mismo desde el techo de mi habitación, pero he reparado en que la cama , o parte del moviliario de mi habitación no era el que es o no se encontraba en la posición original. Luego entonces para mí no hay duda de que no era más que una imagen mental y no visual ni real. Muchos de mis sueños lúcidos arrancan así, salíendome del cuerpo y luego ya, a ver que escenarios me tiene preparado el inconsciente.
 
Antiguo 16-oct-2012  

Pedazo de post que te has currado diegofernando, tremendo aporte. Me afirma aún más en mis ideas reduccionistas sobre el alma.
 
Antiguo 16-oct-2012  

Lo del aura y la sinestésia no lo sabia (que estuviera relacionado). Yo desde que se lo que es pienso que quizá la tenga(sinestesia). La "b " por ejemplo es azul, la "z" negra y la "a" roja. El heavy es negro, el jazz amarillo,el riot grrl es fucsia la palabra cuchara es fría y el nombre de Melissa me sugiere el olor-sabor a melón...etc

Algunos nicks y su color (algunos son menos aproximados en tono )

Vincent
Crue_fest
Wiholi
Aintzane
Emily
OM_RA
Selina
Faith
He hecho estos test, el segundo es de otorgar color a letra. Muy divertido.
http://http://www.ugr.es/~sinestes/q...articipar.html

Última edición por MissMuerte; 16-oct-2012 a las 23:27.
 
Antiguo 16-oct-2012  

Yo tuve una experiencia extrasensorial cuando me golpee la cabeza aprendiendo a correr... Ahhh lo recuerdo como si hubiese pasado hace 20 años atrás, no me lo olvido más!!!
 
Antiguo 17-oct-2012  

Cita:
Iniciado por Numb Ver Mensaje
Yo tuve una experiencia extrasensorial cuando me golpee la cabeza aprendiendo a correr... Ahhh lo recuerdo como si hubiese pasado hace 20 años atrás, no me lo olvido más!!!
Así es.. la alteración de la mente da resultados extraños, mas de todo si tienen q ver con la perdida de la "conciencia"

Por ej personas q vuelven de estado de "coma" hablan en otro idioma, no por magia ni nada raro, sencillamente porque leyeron un libro en otro idioma y durante el estado inconciente del coma... habrán asimilado lo que leyeron

En mi caso, siempre me sucedió que al comenzar un nuevo trabajo debo de soñar con ése nuevo trabajo y al día siguiente me siento mas capacitado para efectuarlo, como q la "conciencia" estorba en el aprendizaje, al soñar, el subconciente puede acomodar mejor las ideas...


Cita:
Iniciado por Esabir Ver Mensaje
Pedazo de post que te has currado diegofernando, tremendo aporte. Me afirma aún más en mis ideas reduccionistas sobre el alma.
Gracias... pero nó es mío.. la "Fuente" la incluyo al comienzo del post

Cita:
Iniciado por killmeplz Ver Mensaje
Yo soy un convencido de que aparte de las tres dimensiones que conocemos, existe una cuarta, que sería el mundo onírico.
Yo creo q esta dimensión se rige bajo diferentes leyes físcas a las que conocemos. Por alguna razón no podemos penetrar de forma consciente en este otro espacio. Ahí debe haber un misterio.
Puede ser... y creo q quienes fácilmente se adatan mejor a un estado inconciente son los niños y ancianos, o quienes practiquen dejar de lado la "conciencia", ojo, no tiene nada que ver con dejar la mente en blanco ni tampoco algun tipo de dopamiento, sencillamente se trata de vivir el instante, tal como un niño o anciano lo hace, éste último, le molesta la confusión mental de los jóvenes, supongo q es debido a q están cansados y asqueados de haber abusado de la "conciencia" durante su juventud

Creo q la mente puede y está para ir mas allá del "plano físico" ... pero SIEMPRE será mente, nada raro, tal como por ejemplo existe la imaginación o los sueños
 
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